La ley del silencio en el ciberbullying: más de la mitad de las víctimas de acoso escolar 'online' no lo cuentan a nadie

El ciberbullying se ha convertido en una de las formas más preocupantes de violencia escolar en España, y un estudio reciente revela una alarmante cifra: más de la mitad de las víctimas de acoso digital no le cuentan a nadie lo que están sufriendo.

Según el I Estudio del Acoso Escolar y el Ciberacoso realizado por la Fundación ColaCao y la Universidad Complutense de Madrid (UCM), el 55 % de los estudiantes acosados a través de internet optan por guardar silencio, en comparación con el 38 % de los casos de acoso presencial. Esta diferencia refleja no solo la mayor invisibilidad del ciberbullying, sino también una falta de conciencia sobre su gravedad y la ausencia de un apoyo adecuado por parte de padres y educadores.

La falta de conciencia y comunicación con los padres

El estudio destaca varios factores que contribuyen a este silencio. Uno de ellos es la menor conciencia de la gravedad del ciberbullying, ya que, a diferencia del acoso presencial, que ha sido ampliamente abordado en las escuelas, el acoso digital aún no se reconoce con la misma seriedad. Además, muchos menores no comunican a sus padres lo que hacen en internet. Apenas un 20,7 % de los estudiantes dice hablar habitualmente con sus padres sobre su actividad en redes sociales. Esto genera un vacío de supervisión y apoyo, que podría ayudar a detectar señales tempranas de ciberacoso y otras amenazas online.

Las víctimas de ciberacoso, en su mayoría, recurren a amigos (78,1 %), madres (68,7 %) o padres (58 %) para buscar apoyo. Sin embargo, la dificultad de los menores para compartir sus experiencias de internet con los adultos, sumada al anonimato de las plataformas digitales, contribuye a la invisibilidad del problema. Las chicas son las que más sufren ciberacoso (12,7 %), frente a los chicos (8,7 %), lo que subraya la necesidad de crear un entorno de confianza donde puedan expresar sus preocupaciones sin temor a ser juzgados.

Causas y consecuencias del ciberbullying en la salud mental

Una de las consecuencias más graves del ciberacoso es su impacto en la salud mental de las víctimas. La investigación revela una correlación preocupante entre el bullying y la ideación suicida: uno de cada cuatro ciberacosadores y el 21,1 % de las víctimas de ciberacoso han intentado quitarse la vida en algún momento. Esto demuestra que la depresión, a menudo resultado de la violencia escolar, también puede ser un factor que agrava el acoso, ya que los acosadores suelen elegir a víctimas más vulnerables emocionalmente.

Además, el ciberacoso también genera una desconexión moral en los agresores. El anonimato y la imposibilidad de ver el sufrimiento de la víctima pueden hacer que los acosadores no empaticen con sus víctimas, lo que incrementa la violencia online. Este fenómeno resalta la urgencia de intervenir desde una perspectiva educativa y psicológica para corregir el comportamiento de los agresores y proteger a las víctimas. 

El reto de abordar el ciberacoso en la educación y la familia

Si bien se han logrado avances significativos en la lucha contra el acoso escolar presencial, el ciberbullying sigue siendo un reto pendiente. La investigación revela que el 80% de los estudiantes han abordado el acoso en la escuela y el 85 % han tratado los riesgos de internet, lo que refleja un progreso notable en la educación preventiva. Sin embargo, la rápida expansión de las redes sociales y el aumento del uso de internet entre los menores requieren una respuesta más contundente y coherente.

El ciberbullying no es un problema aislado, sino parte de un fenómeno más amplio que afecta a la salud mental de los jóvenes. Es esencial que tanto las familias como las escuelas trabajen conjuntamente para enseñar a los menores a usar internet de manera responsable y ofrecerles los recursos necesarios para enfrentar los riesgos asociados con el mundo digital. Como bien dice María José Díaz-Aguado, directora del estudio, "no soltaríamos a un niño en el océano sin saber nadar", y lo mismo debe aplicarse al uso de la tecnología, asegurándonos de que los menores tengan las herramientas necesarias para navegar de manera segura y saludable.