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Los combustibles fósiles son recursos energéticos que se formaron a lo largo de millones de años a partir de la materia orgánica de plantas y animales que vivieron en el pasado. Estos combustibles incluyen principalmente el petróleo, el gas natural y el carbón.
El petróleo se encuentra en yacimientos subterráneos y se extrae mediante perforaciones. Es una mezcla de hidrocarburos líquidos que se utiliza principalmente como fuente de energía en forma de gasolina, diésel, queroseno y otros productos derivados.
El gas natural se compone principalmente de metano y se encuentra en yacimientos subterráneos o se produce como subproducto de la extracción de petróleo. Es utilizado como combustible para calefacción, generación de electricidad y como materia prima en la producción de productos químicos.
El carbón es un combustible sólido que se encuentra en forma de depósitos subterráneos o en capas cerca de la superficie. Se utiliza principalmente en la generación de electricidad y como fuente de calor en la industria.
Estos combustibles fósiles son altamente energéticos y han sido ampliamente utilizados como fuentes de energía durante muchos años debido a su disponibilidad y facilidad de transporte. Sin embargo, su quema libera dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera, lo que contribuye al calentamiento global y al cambio climático.
Debido a su impacto ambiental y a la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, se ha impulsado la transición hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles, como las energías renovables, que son más amigables con el medio ambiente y contribuyen menos al cambio climático.
El dominio de los combustibles fósiles
Las energías renovables están experimentando un rápido crecimiento en todo el mundo, pero aún no es suficiente. De hecho, nuestros esfuerzos por alejarnos de los combustibles fósiles siguen siendo insuficientes, lo que va en contra del Acuerdo de París, según un nuevo informe.
Un estudio realizado por el Instituto de la Energía en colaboración con las consultoras Kearney y KPMG reveló que las emisiones de CO2 del sector energético alcanzaron un máximo histórico en 2022, causando los peores impactos climáticos jamás vistos. El informe señala que las emisiones de dióxido de carbono por el uso de energía, procesos industriales, quema de combustibles y metano continuaron aumentando, alcanzando un nuevo máximo del 0,8 por ciento en 2022.
Esto significa que el consumo de energía primaria aumentó aproximadamente un uno por ciento el año pasado en comparación con 2021, o casi un tres por ciento en comparación con los niveles anteriores a la pandemia en 2019.
El 82 % de combustibles fósiles frente al 12 % de energías renovables
A pesar del fuerte despliegue de energías renovables, los combustibles fósiles siguen dominando la producción de energía, representando el 82 por ciento del consumo total. Mientras tanto, la energía eólica y solar juntas alcanzaron un récord del 12 por ciento en la generación total de electricidad, gracias al aumento de la capacidad en ambas fuentes. Sin embargo, este porcentaje sigue siendo muy bajo en comparación con los combustibles que tienen un impacto negativo en el clima.
Esta situación se debe en gran parte al aumento de la demanda de combustibles para el transporte, que se ha recuperado de los niveles anteriores a la pandemia. Sin embargo, China sigue por debajo de esos niveles debido a las restricciones impuestas por el COVID-19.
La presidenta del Instituto de la Energía, Juliet Davenport, advierte que el sector se está moviendo en dirección opuesta a los objetivos establecidos en el Acuerdo de París. Los impactos devastadores del cambio climático ocurridos en 2022, como las inundaciones en Pakistán y los récords de calor en Europa y América del Norte, muestran que se necesitan acciones urgentes para lograr la transición energética y cumplir con los objetivos del Acuerdo de París.
Con el Acuerdo de París, los países se comprometieron a lograr emisiones netas de carbono cero para 2050, con el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales.
Richard Forrest, presidente del Instituto de Transición Energética de Kearney, destaca la necesidad de tomar medidas urgentes para cumplir con los objetivos de París debido al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. El año 2022 fue turbulento, con la seguridad energética siendo una prioridad en la agenda política europea debido a la invasión de Ucrania por parte de Rusia y al aumento de la demanda posterior a la pandemia.
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