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Es época de verano y tanto en los supermercados como en las calles se empiezan a ver con más regularidad los helados de todo tamaño, color y sabor. Grandes consuelos cuando el o la protagonista está sufriendo un desamor o simplemente porque el mundo se le ha caído encima, típico plan de padres e hijos o incluso placeres privados. Está claro que comer helados gusta y lo incluimos de forma relativamente habitual en nuestra dieta diaria. Sin embargo, estos deliciosos compañeros de escena, no suelen ser la mejor elección para nuestra salud.
Una consulta a expertas nutricionistas de la Universidad Oberta de Cataluña (UOC), mostró que es necesario evitar lo máximo posible el comer helados, ya que estos son ultra procesados e incluyen una gran cantidad de azúcares, grasas, sal y aditivos. Cada vez nos preocupa más nuestra salud general y comprendemos que la alimentación es fundamental para mantener nuestro cuerpo en pleno funcionamiento y evitar generar patologías graves más adelante. Por eso cuidar de nuestra dieta, también en verano, es importante
El precio a pagar por comer helados
Científicos, nutricionistas y médicos, se preocupan cada vez más por la composición de los alimentos que consumimos y la manera en la que impactan en nuestra salud. En este sentido, uno de los recientes hallazgos y campo de investigación, es el del cuidado de la microbiota y la relación de nuestra salud digestiva con la general. Pero, ¿por qué comer helados puede ser perjudicial? El problema se encuentra en sus ingredientes.
En gran parte de los productos ofertados de forma genérica, la composición de estos helados tienen productos, como el azúcar, en exceso. "Los helados de agua y los helados a base de leche o nata tienen un alto contenido de azúcares (sacarosa, glucosa, etc.), que representa como mínimo un 20 % o un 30 % de su peso total. Dos bolas de helado pequeñas o un polo de hielo contienen unos 25 gramos de azúcar, el equivalente a cuatro cucharadas de postre de azúcar", explicaba Mariona Bolfegó, dietista y profesora de la UOC.
Esto quiere decir que comer helados aporta una cantidad elevada de azúcares al cuerpo, ya que estos 25 gramos de azúcar corresponden a la cantidad máxima de ingesta diaria recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el problema es que no solo comemos un helado en todo el día, también nos nutrimos con otros alimentos que tienen azúcares, por lo que estaríamos excediendo lo recomendable y generándonos un riesgo de padecer enfermedades como diabetes de tipo 2 o descompensar nuestra microbiota.
Obviamente no pasa nada por comer helados muy de vez en cuando, el riesgo llega cuando se hace de forma habitual o en exceso. Es difícil renunciar a los helados por lo que ¿Existen alternativas?
Alternativas y forma de minimizar el impacto
Por supuesto siempre existen alternativas para comer helados sin sentirnos mal o perjudicar nuestra salud. Por supuesto la opción de hacerlos en casa controlando los ingredientes es la principal, pero también están los de leer mejor las etiquetas para saber qué estamos comprando o elegir helados de leche antes que de agua. Monserrat Rabassa, otra experta en nutrición y salud de la UOC, explica que: "En el caso del helado de hielo, el azúcar sube más rápidamente en la sangre. En cambio, con el helado de leche este proceso no es tan rápido: la absorción de los azúcares es más lenta debido a la composición nutricional (proteínas, grasas, etc., que provienen principalmente de la leche)".
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