La Navidad es tiempo de excesos, de reuniones, de comer y de beber, en muchas ocasiones, un poco más de la cuenta con todas las consecuencias que esto puede acarrear para nuestra salud.
Muchas personas suelen tener hambre por la noche, pero muchas otras aumentan su apetito de cara a la tarde-noche. Esto se debe al estrés y a la serotonina.