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La Navidad es un tiempo de alegría, encuentros y celebraciones. Sin embargo, para las familias con hijos que tienen necesidades especiales, como trastornos del neurodesarrollo, TEA, TDA o TDAH, estas fechas pueden presentar retos particulares.
Una Navidad inclusiva
Factores como las luces intensas, los ruidos, las multitudes y los cambios en las rutinas pueden resultar especialmente difíciles para los niños con estas condiciones. A pesar de ello, con una planificación adecuada y el uso de estrategias específicas, las fiestas pueden transformarse en una experiencia agradable para toda la familia.
Desde la Fundación Querer, una institución dedicada al apoyo integral de niños con necesidades educativas especiales, los terapeutas comparten una serie de recomendaciones prácticas para afrontar esta Navidad.
Anticipar los cambios en la rutina
"Los niños con trastornos del neurodesarrollo suelen sentirse más seguros cuando su día a día es predecible", explican los terapeutas ocupacionales de la Fundación Querer. Por ello, antes de las celebraciones de Navidad, es recomendable hablar con ellos sobre lo que sucederá. Por ejemplo, se les puede mostrar imágenes del lugar de la reunión, las personas que estarán presentes y las actividades que se realizarán. Herramientas como un calendario visual o una historia social que describa el evento pueden ser muy útiles para preparar a los niños y reducir su ansiedad.
Adaptar los entornos
Para los niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA) o hipersensibilidad sensorial, los estímulos típicos de la Navidad pueden resultar demasiado intensos. "Elementos como las luces parpadeantes, los sonidos fuertes y las multitudes pueden generar estrés. Es esencial ajustar los entornos y crear espacios tranquilos donde el niño pueda retirarse si lo necesita", señala el equipo de neuropsicología de la Fundación Querer. Además, sugieren planificar pausas durante las celebraciones y, si es necesario, llevar auriculares con cancelación de ruido o juguetes sensoriales que ayuden al niño a manejar mejor estas situaciones.
Mantener rutinas esenciales
Aunque la Navidad trae consigo horarios más flexibles, conservar ciertas rutinas básicas, como las horas de sueño y de comida, puede ser fundamental. "Alterar el sueño o la alimentación puede aumentar la irritabilidad o el malestar en estos niños. Mantener estas rutinas les proporciona estabilidad y calma", destacan en la guía elaborada por la Fundación Querer.
Simplificar las celebraciones
No es imprescindible acudir a todos los eventos ni seguir al pie de la letra cada tradición navideña. "Es mejor dar prioridad a la calidad en lugar de a la cantidad. En ocasiones, una reunión más pequeña y tranquila en casa puede ser más favorable que una gran celebración con muchas personas", recomiendan los expertos.
Involucrar al niño en las actividades navideñas
Hacer que el niño participe en las preparaciones navideñas puede fomentar su sentido de pertenencia y ayudarle a comprender mejor lo que ocurre. Actividades como decorar el árbol, envolver regalos o colaborar en la cocina pueden adaptarse a sus habilidades y preferencias. Los especialistas señalan que lo importante es ajustar las expectativas y centrarse en disfrutar juntos en familia, sin dejarse influir por presiones externas.
Respetar los límites y enseñar a decir “no”
"En las reuniones familiares, es común que haya abrazos, besos u otros gestos de contacto físico que algunos niños no estén cómodos aceptando. Es esencial respetar sus límites y educar a los demás miembros de la familia sobre la importancia de no forzarlos", aconsejan los expertos. Esta actitud no solo protege las necesidades del niño, sino que también refuerza su bienestar emocional y fomenta su autonomía.
Facilitar el manejo emocional
La sobreestimulación típica de las festividades puede provocar rabietas o crisis emocionales en algunos niños. "En esos momentos, es fundamental estar junto a ellos, reconocer sus emociones y permitirles el tiempo necesario para recuperar la calma", indican los expertos. Una estrategia útil es preparar una "caja de calma" con objetos favoritos del niño que le ayuden a autorregularse, como juguetes, peluches o herramientas sensoriales.
Fomentar la gestión emocional
Las fiestas navideñas pueden ser una oportunidad para que los demás miembros de la familia comprendan mejor las necesidades del niño. "Explicarles qué comportamientos pueden presentarse y cómo actuar ante ellos contribuye a generar empatía y a fomentar un ambiente más inclusivo", destacan los especialistas.
Un mensaje para las familias
Los expertos de la Fundación Querer invitan a las familias a vivir las fiestas con apertura y cariño. "No es necesario que la Navidad sea perfecta; lo esencial es crear recuerdos valiosos y disfrutar juntos, teniendo en cuenta las necesidades de cada miembro", concluyen en esta guía de sugerencias.
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