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MainStreet Partners, parte del Grupo Allfunds y especialista en datos ESG, advierte sobre el peligro de la contaminación de las sustancias perfluoroalquiladas (PFAS), que están presentes en numerosos entornos, incluyendo Europa y España.
Estas sustancias se encuentran en polvo doméstico, agua potable, alimentos y productos comunes como utensilios de cocina y espuma contra incendios. La contaminación provocada por estas sustancias, debido a su alta toxicidad y permanencia, las convierte en un riesgo global, ya que la OMS ha clasificado algunas PFAS como carcinogénicas. España está evaluando su legislación para alinearse con las normativas de la UE sobre estas sustancias.
España bajo amenaza de contaminación
De acuerdo con un exhaustivo mapa europeo de la ubicación de compuestos contaminantes elaborado por 'The Forever Pollution Project', en España hay más de 140 puntos afectados por la contaminación causada por estas sustancias. Entre las áreas contaminadas se encuentran la cuenca del Guadalquivir, Tarragona, Esparraguera, Valladolid, Valencia, Getafe, Valdilecha, Manresa, Torrejón de Ardoz, Fuenlabrada, Sabadell y Vitoria-Gasteiz, entre otras.
La posible prohibición de las PFAS tendrá un impacto significativo en varias industrias. En el sector químico, estas sustancias son valoradas por su resistencia al calor y a productos químicos, por lo que su eliminación podría aumentar los costes de producción al requerir el uso de materiales alternativos. La UE planea restringir alrededor de 10.000 PFAS bajo el reglamento REACH, afectando notablemente a las empresas españolas y europeas.
El impacto de las nuevas regulaciones de PFAS en la industria de semiconductores
En la industria de semiconductores, las PFAS son esenciales para procesos como la fotolitografía, utilizada en la fabricación de chips y otros componentes electrónicos sobre obleas de silicio, así como en los sistemas de agua ultrapura necesarios para limpiar estas obleas. Las restricciones podrían interrumpir la producción y elevar los costos mientras los fabricantes buscan alternativas.
La industria textil, que emplea PFAS para tratamientos repelentes al agua y resistentes a las manchas, también enfrentará desafíos. Las nuevas regulaciones de la UE, previstas para 2024, están impulsando a los fabricantes españoles a innovar y buscar soluciones más seguras y sostenibles.
Los desafíos para los sectores automotriz
Los sectores automotriz y aeroespacial, que dependen de la durabilidad que las PFAS aportan a componentes como mangueras de combustible y juntas, también se verán afectados por la posible prohibición de estas sustancias. Las PFAS son comunes en utensilios de cocina, ropa impermeable, cosméticos y embalajes de alimentos.
José Gallardo, director de MainStreet Partners, señala que "la regulación propuesta requerirá cambios significativos en la producción y diseño de estos productos. Se estima que eliminar la contaminación por PFAS podría costar más de 300 mil millones de dólares para 2040."
A pesar de estos retos, varias industrias en Europa están adoptando tecnologías innovadoras para abordar la contaminación por PFAS. Empresas como Veolia lideran con métodos avanzados de tratamiento, incluyendo filtración con membranas y adsorción de carbono. En España, Acciona está invirtiendo en tecnologías de tratamiento de agua para cumplir con las normativas europeas, mientras que compañías como Xylem y Pentair están desarrollando soluciones avanzadas de filtración.
Los avances tecnológicos para un futuro más sostenible
Eliminar las PFAS es complejo debido a su estabilidad química y su persistencia en el medio ambiente. Los reguladores están trabajando en ello, con la UE planeando mayores restricciones para 2025.
A medida que se desarrollan soluciones tecnológicas, se proyecta la creación de un mercado de 250 mil millones de dólares. Tecnologías como la adsorción con carbón activado y las resinas de intercambio iónico están siendo perfeccionadas en Europa, ofreciendo un potencial significativo para mitigar la contaminación y avanzar hacia un futuro más sostenible. Los esfuerzos de reguladores e industrias podrían transformar el panorama, avanzando hacia un entorno más limpio y seguro.
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