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La nueva normalidad nos deja un mundo lleno de plástico. Ya no son sólo mascarillas y guantes, el plástico de comida y otros productos a domicilio están inundando calles, vertederos y sobre todo, lo más preocupante, es que inundan océanos.
Este es un problema muy grave que debemos abordar y que cuesta millones a las economías mundiales.
La contaminación por plástico representa una grave amenaza para todos los ecosistemas. No es un problema nuevo, pero el COVID-19 ha agravado esta acumulación de plástico ya que cerca del 75% del plástico generado por la pandemia de COVID-19 como mascarillas, guantes y botellas de desinfectante para manos se convertirá en desechos.
Con el COVID-19 disminuye la contaminación ambiental pero aumentan los desechos de plástico
Aunque las medidas de confinamiento alrededor del mundo han generado una caída del 5% de las emisiones de gases de efecto invernadero, el aumento del plástico por el suelo de ciudades, bosques, playas y océanos, está teniendo un impacto muy negativo en la naturaleza.
"La contaminación por plásticos ya era una de las más grandes amenazas a nuestro planeta antes del coronavirus. El rápido aumento en el uso diario de ciertos productos que ayudan a proteger a las personas y a detener la propagación del virus está empeorando las cosas", explicó Pamela Coke-Hamilton, directora de comercio internacional de la UNCTAD.
El distanciamiento social también está generando que la gente compre más productos online y éstos sean enviados diariamente a hogares, envueltos en una gran cantidad de envases de plástico.
Los efectos negativos indirectos de los desechos de plástico para la pesca, el turismo y el transporte marítimo, suman unos 40.000 millones de dólares en pérdidas cada año, calcula el Programa de la ONU para el Medio Ambiente.
La lista de materiales no tóxicos, biodegradables o fácilmente reciclables que podrían sustituir el plástico incluye muchos ya conocidos como vidrio, cerámica, fibras naturales, papel, cartón, cáscara de arroz, caucho natural y proteínas animales.
En España arranca la campaña 'La mascarilla es para ti, no para la naturaleza'
Esta nueva campaña servirá para promover el uso de la mascarilla y evitar el abandono de residuos higiénico-sanitarios en entornos naturales.
Según informó el Gobierno de España, una mascarilla higiénica común, abandonada en un entorno natural, puede tardar en degradarse entre 300 y 400 años. Y, mientras desaparece, puede afectar de múltiples formas a la flora y fauna del entorno, al agua y a los suelos que conforman ese espacio; o incluso acabar en el mar, uniéndose a los más de ocho millones de toneladas de residuos plásticos que se vierten anualmente a los océanos.
La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, aseguró que “el abandono de basuras es un problema ambiental de primer orden sobre el que la ciudadanía está ampliamente concienciada. Por desgracia, España no es ajena a la contaminación que provoca el abandono de residuos plásticos y metálicos, papeles y cartones o colillas en espacios naturales y, para atajarla, debemos actuar en el origen, apelando a nuestra responsabilidad individual y modificando nuestros hábitos de consumo".
Es hora de que todos los ciudadanos tomemos responsabilidad individual en el asunto, clave en las tres fases de la mascarilla: compra, uso y deshecho.
Con carácter general, los residuos asociados a la protección frente al COVID-19 y, especialmente, el plástico, las mascarillas y guantes, deberán depositarse en el contenedor gris de residuos no separables. En ningún caso podremos abandonar plástico y residuos en la vía pública o en un entorno natural.
Según datos de la ONU, cada minuto se compran un millón de botellas de plástico y cada año se consumen 500.000 millones de bolsas. Además, casi ocho millones de toneladas de plásticos acaban en los océanos cada año, amenazando a la vida marina. Seamos conscientes de ello y luchemos por un planeta mejor.
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