Lectura fácil
Ahora que llega el fin de semana, queremos compartir contigo una fantástica selección de cuentos: algunos cortos, otros no tan cortos, cuentos de amor, para pensar… pero todos para adultos.
Escoge el que más te guste y disfruta con la historia que tiene que contarte.
Listado de cuentos para pensar
El Problema
Un gran maestro y un guardián compartían la administración de un monasterio zen.Cierto día el guardián murió, y había que sustituirlo.
El gran maestro reunió a todos sus discípulos, para escoger a quien tendría ese honor. «Voy a presentarles un problema dijo-. Aquel que lo resuelva primero será el nuevo guardián del templo».
Trajo al centro de la sala un banco, puso sobre este un enorme y hermoso florero de porcelana con una hermosa rosa roja y señaló: «Este es el problema».
Los discípulos contemplaban perplejos lo que veían: los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y elegancia de la flor… ¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál era el enigma? Todos estaban paralizados.
Después de algunos minutos, un alumno se levanto, miró al maestro y a los demás discípulos, caminó hacia el vaso con determinación, lo retiró del banco y lo puso en el suelo.
«Usted es el nuevo guardián -le dijo el gran maestro, y explicó-: Yo fui muy claro, les dije que estaban delante de un problema. No importa qué tan bellos y fascinantes sean, los problemas tienen que ser resueltos.
Puede tratarse de un vaso de porcelana muy raro, un bello amor que ya no tiene sentido, un camino que debemos abandonar pero que insistimos en recorrer porque nos trae comodidades. Sólo existe una forma de lidiar con los problemas: afrontarlos. En esos momentos no podemos tener piedad, ni dejarnos tentar por el lado fascinante que cualquier conflicto lleva consigo».
Acuérdate de soltar el vaso: Cuento con moraleja
Un psicólogo, en una sesión grupal, levantó un vaso de agua. Todo el mundo esperaba la típica pregunta: “¿Está medio lleno o medio vacío?” Sin embargo, preguntó: – ¿Cuánto pesa este vaso? Las respuestas variaron entre 200 y 250 gramos. El psicólogo respondió: «El peso absoluto no es importante. Depende de cuánto tiempo lo sostengo. Si lo sostengo un minuto, no es problema. Si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo. Si lo sostengo un día, mi brazo se entumecerá y paralizará. El peso del vaso no cambia, es siempre el mismo. Pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado, y más difícil de soportar se vuelve.»
Y continuó: «Las preocupaciones, los pensamientos negativos, los rencores, el resentimiento, son como el vaso de agua. Si piensas en ellos un rato, no pasa nada. Si piensas en ellos todo el día, empiezan a doler. Y si piensas en ellos toda la semana, acabarás sintiéndote paralizado, e incapaz de hacer nada.» ¡Acuérdate de soltar el vaso!
Tú Gobiernas tu Mente, no tu Mente a ti: Un cuento para pensar
Un estudiante de zen, se quejaba de que no podía meditar: sus pensamientos no se lo permitían. Habló de esto con su maestro diciéndole: “Maestro, los pensamientos y las imágenes mentales no me dejan meditar; cuando se van unos segundos, luego vuelven con más fuerza. No puedo meditar. No me dejan en paz”. El maestro le dijo que esto dependía de él mismo y que dejara de cavilar. No obstante, el estudiante seguía lamentándose de que los pensamientos no le dejaban en paz y que su mente estaba confusa. Cada vez que intentaba concentrarse, todo un tren de pensamientos y reflexiones cortas, a menudo inútiles y triviales, irrumpían en su cabeza…
El maestro entonces le dijo: “Bien. Aferra esa cuchara y tenla en tu mano. Ahora siéntate y medita”. El discípulo obedeció. Al cabo de un rato el maestro le ordenó: ”¡Deja la cuchara!”. El alumno así hizo y la cuchara cayó obviamente al suelo. Miró a su maestro con estupor y éste le preguntó: “Entonces, ahora dime ¿quién agarraba a quién, tú a la cuchara, o la cuchara a ti?.
El Cojo y el Ciego
En un bosque cerca de la ciudad vivían dos vagabundos. Uno era ciego y otro cojo; durante el día entero en la ciudad competían el uno con el otro.
Pero una noche sus chozas se incendiaron porque todo el bosque ardió. El ciego podía escapar, pero no podía ver hacia donde correr, no podía ver hacia donde todavía no se había extendido el fuego. El cojo podía ver que aún existía la posibilidad de escapar, pero no podía salir corriendo – el fuego era demasiado rápido, salvaje- , así pues, lo único que podía ver con seguridad era que se acercaba el momento de la muerte.
Los dos se dieron cuenta que se necesitaban el uno al otro. El cojo tuvo una repentina claridad: «el otro hombre, el ciego, puede correr, y yo puedo ver». Olvidaron toda su competitividad.
En estos momentos críticos en los cuales ambos se enfrentaron a la muerte, necesariamente se olvidaron de toda estúpida enemistad, crearon una gran síntesis; se pusieron de acuerdo en que el hombre ciego cargaría al cojo sobre sus hombros y así funcionarían como un solo hombre, el cojo puede ver, y el ciego puede correr. Así salvaron sus vidas. Y por salvarse naturalmente la vida, se hicieron amigos; dejaron su antagonismo.
El Bambú Japonés
“Hay algo muy interesante que sucede con el bambú japonés y que nos enseña una importante lección. Cuando un cultivador planta una semilla de este árbol, el bambú no crece inmediatamente por más que se riegue y se abone regularmente.
De hecho, el bambú japonés no sale a la superficie durante los primeros siete años. Un cultivador inexperto pensaría que la semilla es infértil, pero sorprendentemente, luego de transcurridos estos siete años el bambú crece más de treinta metros en solamente seis semanas.
¿Cuánto podríamos decir que tardó realmente en crecer el bambú? ¿seis semanas? ¿o siete años y seis semanas? Sería más correcto decir que tardó siete años y seis semanas. ¿Por qué? Porque durante los primeros siete años el bambú se dedica a desarrollar y fortalecer las raíces, las cuales van a ser las que luego de estos siete años pueda crecer tanto en solamente seis semanas. Además, si en algún punto en esos primeros siete años dejamos de regarlo o cuidarlo, el bambú muere”
El bambú japonés nos enseña que no debemos desistir fácilmente de nuestros proyectos o metas.
Recuerda; si no consigues lo que aspiras, no desesperes… quizá sólo estés echando raíces.
Cuentos cortos de amor para adultos
Hace ya unos cuantos años, en su finca del sur argentino, acostumbraba pasar las vacaciones de verano un matrimonio con su hijita, Verónica.
La niña acostumbraba pasar largas horas en el amplio parque, entre plantas y hermosas flores a las que consideraba sus amigas.
Un día, junto a un frondoso árbol, descubrió a un pequeño y pintoresco ser que la observaba en silencio. La niña se acercó y se sentó junto a él, el pequeño, que era ni más ni menos que un duende se sintió muy feliz con su compañía y, al poco rato, eran ya grandes amigos.
A partir de ese día Verónica y Joe, que así se llamaba el duendecillo, se encontraban todas las tardes y hablaban y reían.
Volver cada verano
Cada verano Joe esperaba la llegada de la niña con la misma ansiedad que ella sentía por volver a verlo.
Pasaron algunos años y la niña se convirtió en una hermosa jovencita de la que el pequeño duende se enamoró, aunque sabía que le estaba prohibido amar a alguien que no fuera de su mismo reino.
Un verano Verónica viajó a Europa en viaje de egresada y no llegó a la finca hasta fines de febrero. Apenas estuvo allí fue al parque a ver a su pequeño amigo. La tristeza la invadió al saber que había estado muy enfermo y aún no se recuperaba. Joe se sintió feliz por su regreso, pero aún así, le dijo que muy pronto debería irse y que ya no volverían a verse.
Dijo muchas cosas que ella no comprendió en ese momento, luego le pidió que lo mirara a los ojos y que nunca olvidara esa mirada, porque cuándo volviera a verla estaría frente al hombre de su vida, por último le pidió que le diera un beso de despedida y mientras ella lo besaba desapareció.
Vero se sintió triste por la partida de Joe, pero pensó que seguramente habría vuelto con los suyos y se alegró pensando que sería mucho más feliz entre los demás duendes.
De vuelta en Buenos Aires
De todos modos el verano ya llegaba a su fin y ella debía volver a Buenos Aires.
Al entrar a la casa sus padres comentaban el accidente que había tenido un compañero suyo de escuela y cómo, cuándo creían que ya no reaccionaría, recuperó milagrosamente el conocimiento.
Vero se alegró por la recuperación de Alex, tal era el nombre del compañero, pero no le dió mayor importancia. Siguió con su vida, al igual que Alex, a quién no volvió a ver hasta muchos años después cuándo se encontraron casualmente, o tal vez causalmente, en el aeropuerto de Ezeiza (Argentina).
Alex, que había estado radicado en España venía a visitar a sus padres por unos días antes de seguir hacia Canadá dónde tenía un contrato de trabajo y Vero salía de vacaciones hacia la Riviera Maya.
A pesar del tiempo que había transcurrido se reconocieron inmediatamente y fue en ese momento cuando Vero, al mirarlo a los ojos recordó las palabras del duendecillo porque, después de tantos años, volvía a ver esa mirada profunda y enigmática que viera en los ojos de Joe el día que se despidió de ella.
Apartó la vista, aunque no le resultó fácil hacerlo y, como todavía faltaba media hora para abordar su vuelo aceptó tomar una copa con Alex.
Hablaron de muchas cosas, la época de secundario, lo que habían hecho durante todo el tiempo que estuvieron distanciados, los antiguos compañeros y, cómo ya estaban llamando para abordar el avión se despidieron no sin antes intercambiar números telefónicos.
Vero abordó el avión, era de noche así que intentó dormir, pero no pudo hacerlo, le resultaba imposible no pensar en Alex, en su mirada, y las palabras que Joe le dijera hacía tantos años repiqueteaban una y otra vez en sus oídos.
Nunca habían sido grandes amigos
Sentía como si hubiera pasado toda su vida esperando ese encuentro, pero era extraño, si bien habían sido compañeros durante todos los años de primaria y secundaria nunca habían sido grandes amigos, tampoco habían tenido, al menos en aquella época, afinidades ni cosas en común.
Hacía una semana que Vero estaba en Playa del Carmen y, por primera vez en su vida, se sentía vacía, como si nada la alegrara. En ese momento volteó y lo vió ahí, parado junto a ella. Se puso de pie y lo miró sin poder articular palabra. Alex sostuvo su mirada mientras decía “sabía que volveríamos a encontrarnos mi niña, estaba escrito”, y la besó larga y apasionadamente.
Aunque luego se dijo a sí misma que era imposible, Vero no pudo evitar pensar, por un instante, que aquél día tan lejano el alma de Joe había ocupado el cuerpo sin vida de Alex, eso explicaría la desaparición de Joe al tiempo que milagrosamente Alex volvía a la vida.
De todos modos eso ya no importaba, fuera Joe o fuera Alex lo amaba con todo su ser y él también a ella.
Hoy día Vero y Alex son una pareja inmensamente feliz.
Amor y el tiempo
En esta isla vivían en armonía el Amor, la tristeza, y todos los otros sentimientos. Un día en uno de esos que la naturaleza parece estar de malas, el amor se despertó aterrorizado sintiendo que su isla estaba siendo inundada.
Pero se olvidó rápido del miedo y cuidó de que todos los sentimientos se salvaran.
Todos corrieron y tomaron sus barcos y corrieron, y subieron a una montaña bien alta, donde podrían ver la isla siendo inundada pero sin que corriesen peligro.
Solo el amor no se apresuró, el amor nunca se apresura. El quería quedarse un poquito más en su isla, pero cuando se estaba casi ahogando el amor se acordó de que no debía morir. Entonces corrió en dirección a los barcos que partieron y gritó auxilio.
La Riqueza, oyendo su grito, trató luego de responder que no podría llevarlo ya que todo el oro y la plata que cargaba temía que su barco se hundiera. Pasó entonces la Vanidad que también dijo que no podría ayudarlo, una vez que el amor se hubiese ensuciado ayudando a los otros, ella, la Vanidad no soportaba la suciedad. Por detrás de la Vanidad venía la Tristeza que se sentía tan profunda que no quería estar acompañada por nadie. Pasó también la Alegría, pero tan alegre estaba que no oyó la suplica del amor.
Sin esperanza el Amor se sentó sobre la última piedra que todavía se veía sobre la superficie del agua y comenzó a menguar. Su llanto fue tan triste que llamó la atención de un anciano que pasaba con su barco. El viejito tomó al Amor en sus brazos y lo llevó hacia la montaña más alta, junto con los otros sentimientos. Recuperándose el amor le preguntó a la Sabiduría quien era el viejito que lo ayudo.... a lo que esta respondió ..... "El Tiempo"..... el Amor cuestionó : ..."¿Por qué solo el Tiempo pudo traerme aquí?".... La Sabiduría entonces respondió: "Por que sólo el Tiempo tiene la capacidad de ayudar al Amor a llegar a los lugares más difíciles"....
Comentarios noticia
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Me gustaron mucho mucho estos cuentos cortos gracias gracias gracias
Me encantaron todos los cuentos y moralejas gracias por comparti
Estos cuentos y moralejas los leí en media hora y me encantaron me hicieron mi dia
Cuentos
Son extraordinarios dejan muchas enseñanzad
Saludar
Son muy buenos para disfrutarlos contándolos a las amigas.gracias
Cuentos
Cada cuento leído, tenía su encanto personal. Me encantaron, los he compartido con personas que lo necesitaban y les ayudó. Creo que fueron escritos para eso. Misión cumplida. Gracias
Divinos
Muy lindos cuentos! Publiquen más. A veces no es fácil encontrar cuentos cortos para adultos que sean interesantes.. Buena idea!
Cuentos interesantes
Hola!! A mi me pasa igual. Hay mucha oferta pero poca con cara y ojos. Al final estamos un poco perdidos a la hora de saber lo que compramos. Yo llevo tiempo leyendo cuentos y relatos cortos y tengo que decir que, últimamente me ha sorprendido un pequeño librito con 10 relatos cortos que se llama "La vida es un cuento: detrás de otro". No todos me han convencido igual, pero al final me he quedado con buena sensación. Se agradece que el autor intente removerte un poco. Saludos
Sobre los cuentos para adultos
Los cuentos son todos bien interesantes. pero el de Verónica y el duende me gusto mucho. Si gustan, pueden visitar el canal de YouTube: El Cuentista Radio RD, ahí escucharan audio cuentos para adultos. Gracias!
Buenos cuentos para adultos
Los recomiendo, son cortos y con mensajes que enriquecen. Gracias!
excelentes
La sabiduría a través de la lectura será el crecimiento
Comentario
Excelentes cuentos con excelente reflexión
lectores
maravillosos cuentos y moralejas, pues en algún momento nos hemos de sentir identificados con los mismos.
Me encantó
Muchas gracias por compartir estos cuentos con nosotros
Me encantaron los cuentos,los voy a Compartir,GRACIAS.
Muy buenos los cuentos,y encima con moraleja.Estoy aprendiendo a narrar y estos cuentos me vienen estupendos.
Gracias!!!
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