Nueva regulación sobre la protección del lobo en Europa

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30/03/2025 - 19:00
El lobo en Europa

Ya ha entrado en vigor un cambio significativo en la protección del lobo en Europa. La modificación del Convenio de Berna ha reducido el estatus de protección de este gran carnívoro, salvo en Chequia, Mónaco y Reino Unido. La medida abre la posibilidad de modificar la Directiva Hábitats, permitiendo la gestión de poblaciones mediante la caza en varios países europeos.

El contexto del cambio para el lobo ibérico europeo

El pasado 6 de diciembre, el Comité Permanente del Convenio de Berna aprobó una propuesta de la Unión Europea para reducir la protección del lobo (Canis lupus). Su categoría pasó de "especie faunística estrictamente protegida" (Apéndice II) a "especie faunística protegida" (Apéndice III). La medida, que implica una menor protección, entró en vigor tres meses después de su aprobación, a menos que un tercio de los países adheridos al convenio presentara objeciones.

Durante el período de objeción, Chequia, Mónaco y Reino Unido formalizaron su desacuerdo con la modificación, lo que impide su aplicación en esos territorios. Sin embargo, en el resto de los países firmantes del convenio, la reducción de la protección ya es una realidad desde este viernes.

A pesar de este cambio a nivel europeo, España mantiene la protección del lobo ibérico. Desde el 22 de septiembre de 2021, esta especie está incluida en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre), lo que prohíbe su caza en todo el territorio nacional. Antes de esta fecha, el lobo podía ser cazado al norte del río Duero, pero con la nueva regulación su conservación es prioritaria en todo el país.

Diferencias entre los apéndices de protección

El cambio en la clasificación del lobo dentro del Convenio de Berna tiene implicaciones importantes. El Apéndice II, en el que estaba anteriormente, garantizaba una protección estricta que prohibía la captura, tenencia, matanza y perturbación de la especie.

Por otro lado, el Apéndice III, en el que se encuentra ahora, permite una protección menos rigurosa. Los países deben regular su explotación para evitar su extinción, estableciendo medidas como temporadas de veda y restricciones a la venta, transporte y comercialización de ejemplares, ya sean vivos o muertos.

Mantener el equilibrio poblacional

A pesar de esta reducción en su nivel de protección, el Convenio de Berna establece que las poblaciones de lobo deben mantenerse dentro de niveles adecuados desde el punto de vista ecológico y científico. El artículo 2 del convenio estipula que se podrán adoptar prohibiciones temporales o locales en la explotación de la especie si es necesario para garantizar su supervivencia.

El futuro del lobo en Europa dependerá de las estrategias de gestión que adopten los países afectados por este cambio. Mientras algunos celebran la flexibilización de la normativa para controlar su población, otros advierten que la medida podría poner en riesgo la recuperación de la especie en algunas regiones del continente

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