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El medio ambiente está altamente dañado, y lo que a lo mejor ni te imaginas, es que hay acciones que llevas a cabo en tu día a día que son causantes de su, cada vez, peor estado.
Somos los primeros causantes de la contaminación en el planeta, y si todos quisiéramos poner de nuestra parte, sumando cada gesto se podría acabar con esos impactos negativos de manera significativa.
Cada gesto sostenible es un punto a favor del medio ambiente
Desde Powen, empresa especializada en energía solar fotovoltaica, nos quieren ayudar a cuidar de nuestro único hogar, por lo que nos señalan esos gestos que hacemos cada día y que contribuyen con el deterioro de nuestro planeta.
- Asearnos o lavar los platos. Gastamos de media 142 litros de agua por habitante al día. Lo contraproducente para el medio ambiente de estas rutinas es que solemos hacerlas con el grifo abierto.
- Usar desodorantes en spray. Cada año, se usan 3 mil millones de desodorantes en spray en el mundo. Aunque ya no contienen CFC (clorofluorocarbono) muy dañino para la capa de ozono, los compuestos orgánicos volátiles (COVs) presentes, como dióxido de carbono, azufre o nitrógeno, producen gas de ozono en la capa más baja de la atmósfera al entrar en contacto con la luz del sol. Esto contribuye a la contaminación del aire y la creación de la boina de polución o smog. Lo mismo ocurre con los perfumes, ambientadores, lacas e insecticidas.
- Beber agua en botellas de plástico. El plástico es uno de los componentes que mayor impacto negativo produce en el medio ambiente, por su lenta degradabilidad y por la composición química que presentan. Según la Fundación Aquae, las botellas de plástico tardan en descomponerse entre 500 y 1.000 años. A esto hay que añadir que más del 90% de los plásticos del mundo se elaboran a partir de combustibles fósiles. Su eliminación, mediante incineración, genera vapores tóxicos; pero gran parte de ellas acaba en los mares y océanos.
- Iluminar nuestra casa o empresa. La luz eléctrica contribuye a la contaminación del medioambiente principalmente por la forma de producirla. Tanto las centrales térmicas como las nucleares utilizan combustibles fósiles, energía nuclear y agua, y generan importantes residuos. La solar fotovoltaica se ha convertido en una gran alternativa para producir electricidad sin impacto al medio ambiente. Las bombillas y lámparas contienen mercurio, un metal pesado y tóxico que libera un vapor nocivo para la salud y nuestro ecosistema si se rompen. Además, producen gran cantidad de CO2 que va directamente al medio ambiente.
- Desechar anillos de recipientes y latas sin cortar.
- Echar toallitas húmedas al váter. En su recorrido hacia las depuradoras se mezclan con otros residuos generando grandes atascos, también en alcantarillas y tuberías, rompiendo bombas de succión y contaminando las aguas subterráneas. Este gesto supone un gran gasto, pues según la OCU, cuesta entre 500 y 1.000 millones anuales en depuración de aguas. Sin mencionar que mientras se desatascan y reparan las plantas de depuración, miles de litros de aguas fecales se vierten sin tratarse a ríos, mares y océanos, contaminando sus aguas.
- Tirar colillas al suelo. Una única colilla puede contaminar hasta 1.000 litros de agua, debido a sustancias químicas como el plomo; y tarda en degradarse más de 10 años, no sin liberar nicotina, arsénico, cadmio y otros metales pesados perjudiciales para el aire, por sus filtros a base de acetato de celulosa. Además, estos restos tienen un grave impacto en peces y aves, que las ingieren y pueden causarles importantes daños e, incluso, la muerte.
Para que en el futuro se pueda disfrutar de un medio ambiente sano, es importante corregir y evitar con voluntad, todas estas acciones perjudiciales para el planeta y para todos nosotros. Es por ello necesario concienciarnos y buscar soluciones sostenibles por el bien común.
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