Lectura fácil
Los árboles son una de nuestras principales defensas en un mundo que se calienta. Absorben el dióxido de carbono de la atmósfera, actuando como sumideros de carbono. En concreto, depuran alrededor de un tercio del CO2 global emitido cada año.
Acabar con su deforestación urge. Actualmente, cada minuto se pierde una zona de bosque del tamaño de 27 campos de fútbol.
Es el primer gran acuerdo de la cumbre climática COP26 es poner fin y revertir la deforestación para 2030. Más de 100 países han dado su respaldo a esta iniciativa. Sus líderes representan más del 85 % de los bosques del mundo y saben que es imposible mantener la estabilidad del clima sin defender los bosques.
Desde GNDiario acogemos este compromiso con optimismo, pero también con cierta reserva recordando que ya hubo otro pacto similar en 2014 y no se logró frenar la deforestación en absoluto. La noticia es buena, dicen, siempre y cuando se cumplan los acuerdos.
El objetivo es detener y revertir la deforestación y la degradación de la tierra
Imagina un espacio verde, el sonido de los pájaros y el susurro de las hojas, calma, como si estuvieras respirando el aire más limpio de las montañas.
Al destruir los bosques, estamos perjudicando la biodiversidad y nuestras vidas... Los bosques proporcionan agua dulce, limpian el aire que respiramos, inspiran valor espiritual y nos proporcionan alimentos... Nuestro reto ahora debe ser detener la deforestación y empezar a restaurar los bosques. Se requiere un enorme esfuerzo, y cada país necesitará su propia manera de enfocar el asunto.
El Gobierno de Boris Johnson, en calidad de anfitrión de la COP26, ha emitido un comunicado en el reconoce que este acuerdo supone "el mayor paso adelante en toda una generación para la protección de los bosques del mundo".
Para apoyar ese reto los países implicados invertirán 19.000 millones de dólares que permitirán proteger y repoblar los bosques en todo el mundo.
Es especialmente notorio que en ese acuerdo están incluidos Brasil —que en los últimos meses ha sido foco de este terrible problema medioambiental—, Indonesia —donde se produjo una singular protesta marcha atrás— y la República Democrática del Congo: entre los tres suman el 85 % de los bosques de todo el mundo.
Entre los signatarios también están Canadá, Rusia, China, Estados Unidos o España (la lista completa está aquí). En total, 105 países -frente a los 40 que lo firmaron en 2014- muchos de ellos determinantes para frenar la deforestación.
En 2020 se perdieron 258.000 kilómetros cuadrados de bosques
Según datos del Global Forest Watch del World Resource Institute, el planeta perdió un área de cobertura arbórea más grande que el Reino Unido el año pasado, incluyendo más de 4.2 millones de hectáreas de bosques tropicales primarios.
Solamente en 2020 la destrucción de estos bosques, considerados los ecosistemas con mayor biodiversidad del mundo, liberó a la atmósfera 2,64 mil millones de toneladas de carbono, equivalente a las emisiones nocivas de 570 millones de automóviles.
¿Qué promete este nuevo acuerdo?
Esta vez hay una financiación económica potente para respaldar el compromiso alcanzado en la COP26. En total se espera reunir más de 19.000 millones de dólares en fondos públicos y privados para el plan.
Según el acuerdo, 12 países proporcionarán 12.000 millones de fondos públicos entre 2021 y 2025 para ayudar a los países en desarrollo a reducir la deforestación, restaurar tierras degradadas, hacer frente a los incendios forestales y proteger a las comunidades indígenas y su custodia de la naturaleza. Más de 30 inversores del sector privado proporcionarán al menos otros 7.000 millones de dólares.
El texto también menciona el empoderamiento de las comunidades locales, incluidos los pueblos indígenas, que a menudo se ven afectados negativamente por la explotación y degradación de los bosques.
La declaración también pretende aplicar y rediseñar las políticas y programas agrícolas para reducir el hambre y proteger el medio ambiente.
Más de 1600 millones de personas en todo el mundo dependen de los bosques para subsistir
¿Cómo se va a poder controlar eficazmente la promesa financiera? ¿Cómo pueden los financiadores verificar que los bosques estén realmente protegidos sin espiar los satélites o desafiar la soberanía nacional de alguna manera?
Son muchas las preguntas que nos rondan la cabeza sobre un punto clave del nuevo plan, que es tratar de eliminar el vínculo con la deforestación de los bienes de consumo vendidos en los países desarrollados.
¿Cómo frenar ese consumo, en el que al final todos estamos conectados? Medio planeta come carne de animales, criada con soja importada, cultivada en tierras taladas. ¿Los gobiernos presionarán a las empresas y los consumidores para que coman menos carne para salvar los bosques más importantes del mundo?
Ahí lo dejamos. Es más, si nos enfrentamos a una emergencia climática, ¿por qué darnos otros 10 años para abordar el problema? Los desafíos siguen sobre la mesa.
Añadir nuevo comentario