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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hizo referencia al Índice de Democracia de The Economist durante una comparecencia en el Congreso el pasado 9 de octubre. En su intervención, Sánchez señaló que España había registrado su peor posición en este ranking internacional en 2013, durante el mandato del Partido Popular (PP). Sin embargo, una revisión exhaustiva de los datos muestra que esta afirmación es inexacta, ya que España también alcanzó ese mismo puesto en 2011, bajo el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, antes de que Mariano Rajoy asumiera la presidencia en diciembre de ese año.
Ranking vs. puntuación: dos métricas clave
El Índice de Democracia de The Economist evalúa la calidad democrática de los países en función de dos variables: la posición en el ranking y la puntuación general. Estas dos medidas no siempre evolucionan de forma paralela. En 2011, España cayó al puesto 25 por primera vez, coincidiendo con un contexto de crisis económica y tensiones políticas internas.
En 2013, mantuvo esta posición, aunque ya bajo el gobierno del PP. Por tanto, si bien Sánchez tiene razón al afirmar que la peor posición se dio en 2013, el descenso comenzó en los últimos meses del mandato socialista.
Además, la peor puntuación registrada para España no fue en 2011 ni en 2013, sino en 2021, durante el gobierno del propio Sánchez, con una nota de 7,94 puntos. Ese año fue especialmente significativo, ya que el índice clasificó por primera vez a la democracia española como "con imperfecciones", debido a la falta de acuerdo para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Este cambio es relevante porque refleja un deterioro institucional que no se había registrado en etapas anteriores.
¿Cuándo alcanzó España sus mejores resultados?
Según los datos históricos del índice, los años con mejores puntuaciones para España fueron 2006 y 2008, ambos con el PSOE en el poder, con notas de 8,34 y 8,45, respectivamente. Estos años coincidieron con un periodo de estabilidad institucional y crecimiento económico. En cuanto a las posiciones en el ranking, 2008 fue el mejor año, cuando España ocupó el 15º puesto.
Sin embargo, 2015 y 2016, durante el gobierno del PP, también destacaron con puntuaciones de 8,3 en ambos años, reflejando una recuperación parcial de la percepción democrática tras la crisis económica. Durante esos años, España se mantuvo en posiciones favorables, en el 17º puesto del ranking. En 2019, bajo el liderazgo de Sánchez, España volvió a situarse en la 16ª posición, aunque con una puntuación ligeramente inferior (8,29) a la obtenida en 2015 y 2016.
Un índice en evolución: contexto internacional
Es importante señalar que el Índice de Democracia no solo evalúa la situación interna de cada país, sino que también refleja tendencias internacionales. Factores globales, como la crisis financiera de 2008, los conflictos sobre la independencia judicial o las tensiones sociales, han afectado a múltiples democracias occidentales en los últimos años. España no ha sido una excepción, y la percepción sobre su calidad democrática ha fluctuado en función de estos eventos. La reciente calificación de democracia "imperfecta" coloca al país en la misma categoría que otras democracias consolidadas como Francia, Italia o Estados Unidos.
La afirmación de Pedro Sánchez sobre la peor posición de España en el Índice de Democracia de The Economist mezcla hechos ciertos con omisiones significativas. Si bien es correcto que España ocupó su peor posición en el puesto 25 en 2013, ya había alcanzado esa misma clasificación en 2011, bajo el gobierno socialista. Además, la puntuación más baja se dio en 2021, durante su propio mandato, marcando un hito negativo en la historia democrática reciente del país. Estos matices son clave para comprender la complejidad del desempeño democrático de España en los últimos años y el contexto en el que estas variaciones han tenido lugar.
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