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El Gobierno de España busca reducir la dependencia energética del exterior a la mitad para 2030, según el nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). Se espera una disminución significativa en las importaciones de combustibles fósiles, pasando del 69 % en 2020 alrededor del 51 % en 2030.
Además, se prevé una reducción del 55 % en las importaciones de gas natural y una disminución del 19 % en las compras de crudo y productos petrolíferos. El plan también contempla una caída en las importaciones de carbón.
Reducir la dependencia energética de cara al 2030 y al 2050
El Gobierno de España tiene como objetivo reducir la dependencia energética del exterior a la mitad para 2030, según el nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). En los próximos meses espera una disminución significativa en las importaciones de combustibles fósiles, pasando del 69 % en 2020 a alrededor del 51 % en 2030.
Esto se lograría mediante la reducción de las importaciones de gas natural en un 55 % y una disminución del 19 % en las compras de crudo y productos petrolíferos. También se prevé una caída en las importaciones de carbón dentro de la reducción de la dependencia energética.
Gracias a esto se mejorará la seguridad energética, reducirá la volatilidad de precios y disminuirá la factura económica de las importaciones de combustibles fósiles. Se estima un ahorro de 90.700 millones de euros durante la década. A largo plazo, se prevé una reducción de la dependencia energética del exterior alrededor del 13 % para 2050, lo que supondría un ahorro de 344.000 millones de euros en todo el periodo.
El Plan Nacional de Energía y Clima propone varios enfoques para reducirla
Para reducir la dependencia energética, el Plan Nacional de Energía y Clima propone dos enfoques clave: implementar medidas de eficiencia energética y fomentar el desarrollo de fuentes de energía renovable autóctona. Estas estrategias permitirían disminuir la importación de combustibles fósiles de 92 Mtep en 2019 a 55 Mtep en 2030, lo que representa una reducción del 40 %.
El Gobierno ha aumentado el objetivo de generación eléctrica mediante energías renovables, estimando que alcanzarán el 81 % a finales de la década, frente al 74 % del plan anterior. El autoconsumo jugará un papel importante, con una capacidad de 19 GW en 2030 gracias a cambios normativos y al impulso del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
El incremento de las energías renovables, el aumento del autoconsumo y el desarrollo del almacenamiento energético impulsarán la electrificación, que se espera represente aproximadamente el 34 % de la economía en 2030, un aumento de nueve puntos respecto a 2019. En cuanto al transporte, se estima que habrá 5,5 millones de vehículos eléctricos al final de la década, un 10 % más de lo objetivo anterior, y se prevé un despliegue significativo de bombas de calor.
Esto hace que la dependencia energética comience a verse como algo más desfavorecido que enriquecedor.
¿Qué es la dependencia energética?
Se refiere a la situación en la que un país o región depende en gran medida de fuentes de energía externas para satisfacer sus necesidades energéticas. En otras palabras, implica la incapacidad de un país para producir o generar suficiente energía para cubrir su demanda interna, lo que resulta en la importación de energía de otros países.
Puede ser causada por varios factores, como la escasez de recursos energéticos propios, la falta de capacidad tecnológica para desarrollar fuentes de energía alternativas o renovables, y la creciente demanda de energía debido al crecimiento económico y poblacional.
Plantea desafíos y riesgos significativos para los países afectados. En primer lugar, puede afectar la seguridad energética, ya que cualquier interrupción en el suministro de energía externa puede tener un impacto negativo en la economía y en la vida diaria de las personas. Además, los precios de la energía importada pueden ser volátiles y sujetos a fluctuaciones, lo que puede afectar la estabilidad económica.
Asimismo, puede tener implicaciones geopolíticas, ya que los países proveedores de energía pueden ejercer influencia política y económica sobre los países dependientes. Esto puede generar desequilibrios en las relaciones internacionales y afectar la soberanía energética de los países dependientes.
Para reducir la dependencia energética, los países pueden tomar medidas como diversificar sus fuentes de energía, promover el desarrollo de fuentes renovables y mejorar la eficiencia energética. Además, es importante fomentar la investigación y el desarrollo de tecnologías energéticas avanzadas que permitan una mayor autonomía y sostenibilidad en la generación de energía.
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