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El 15 de diciembre de 2015 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 11 de febrero como el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia, con el objetivo de lograr el acceso y la participación plena y equitativa en la ciencia para las mujeres y las niñas.
Para conseguir ese objetivo general, se pretende visibilizar el trabajo de las científicas, crear roles femeninos en los ámbitos de la ciencia y la ingeniería y promover prácticas que favorezcan la igualdad de género en el ámbito científico.
La brecha de género en los sectores de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM) persiste desde hace años en todo el mundo
La presencia de la mujer en la universidad española ya es mayoritaria, las estudiantes universitarias de grado representan un 54 % sobre la totalidad; también son mayoría en los estudios de máster. En el desempeño de funciones específicamente investigadoras, la paridad está casi conseguida, con un 49,5 % de investigadoras y un 50,6 % de técnicas de investigación. No ocurre lo mismo en el caso de los estudios de doctorado ni en las ramas de enseñanza agrupadas bajo las siglas de STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), donde solo el 30 % de las estudiantes son mujeres. Las estudiantes femeninas son especialmente una minoría en el campo de la tecnología de la información y las comunicaciones (TIC), con un 3 %; ciencias naturales, matemáticas y estadísticas, con un 5 %, y en ingeniería, y construcción, con un 8 %.
Romper el techo de cristal que impide alcanzar la igualdad real en el acceso a la ciencia es un objetivo de la sociedad, y así se recoge en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) enmarcados en la agenda 2030. Romper los estereotipos y roles de género en las etapas educativas más tempranas es esencial para no condicionar las decisiones que las futuras universitarias tendrán que tomar en el futuro.
La comunidad universitaria debe ser proactiva
Por ello, desde la UCLM se ha realizado desde 2016 una decidida apuesta por visibilizar a nuestras destacadas investigadoras que son líderes indiscutibles en áreas de conocimiento como la física, química, matemáticas e ingeniería de la computación.
Acercarlas a las niñas para convertirlas en referentes para ellas es la mejor forma de romper barreras y acercarnos a la igualdad de género efectiva en la ciencia y en la sociedad. Es una obligación de la Universidad, pero además es nuestra convicción. Indudablemente hemos avanzado, pero aún nos queda mucho camino por recorrer hasta llegar a la igualdad efectiva en estas disciplinas científicas. Y para que ese camino sea recorrido de manera rápida y eficaz debemos poner todo nuestro empeño y buen hacer, porque el azar y el tiempo por sí solos, nunca corregirán estos desequilibrios.
La igualdad de género
Las mujeres y las niñas constituyen la mitad de la población mundial y por consiguiente la mitad de su potencial. La igualdad de género, además de ser un derecho humano fundamental, es imprescindible para lograr sociedades pacíficas, con pleno potencial humano y desarrollo sostenible. Además, está demostrado que el empoderamiento de las mujeres estimula la productividad y el crecimiento económico.
Las Naciones Unidas han apoyado los derechos de las mujeres ya desde la adopción de su Carta fundacional. Entre sus propósitos, la ONU declaró en el artículo 1 de su Carta «Realizar la cooperación internacional [...] en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión».
Las mujeres y los derechos humanos
La histórica Declaración, aprobada por la Asamblea General el 10 de diciembre de 1948, reafirma que «Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos» y que «toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, [...] nacimiento o cualquier otra condición».
A medida que el movimiento feminista internacional comenzó a ganar fuerza durante los años 70, la Asamblea General declaró 1975 como el Año Internacional de la Mujer y organizó la primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, que tuvo lugar en Ciudad de México. A instancias de esta Conferencia, se declaró posteriormente el Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer (1976-1985) y se creó el Fondo de Contribuciones Voluntarias para el Decenio.
El nacimiento del feminismo mundial
En 1985, tuvo lugar en Nairobi la Conferencia Mundial para el Examen y la Evaluación de los Logros del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer: Igualdad, Desarrollo y Paz. Se convocó en un momento en el que el movimiento por la igualdad de género finalmente había ganado verdadero reconocimiento mundial; al mismo tiempo, 15.000 representantes de organizaciones no gubernamentales (ONG) participaron en un Foro de ONG.
El acontecimiento fue descrito por muchos como «el nacimiento del feminismo a nivel mundial». Al darse cuenta de que los objetivos de la Conferencia de Ciudad de México no se habían alcanzado adecuadamente, los 157 gobiernos participantes aprobaron las Estrategias de Nairobi Orientadas hacia el Futuro para el año 2000. El documento sentó nuevas bases al declarar que todos los asuntos afectaban a las mujeres.
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