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Y es que ya lo decíamos en muchas de nuestras publicaciones, las personas con discapacidad no son discapacitadas, disminuidas ni minusválidas.
No, no son personas discapacitadas ni anormales, deficientes, minusválidas, diferentes, tullidas, inválidas, paralíticas, parapléjicas, lisiadas, disminuidas, impedidas, inútiles… ni están incapacitadas ni postradas en una silla de ruedas.
El lenguaje para referirse a las personas con discapacidad está lleno de connotaciones peyorativas. Los medios de comunicación, como altavoces de la sociedad, debemos concienciar sobre el uso de un lenguaje no discriminatorio.
Las personas con discapacidad, como cualquiera persona, tienen mil historias vividas, pero, no sé por qué, cuando conocen a una alguien, la historia más solicitada es la que explica cómo acabaron siendo personas con discapacidad ¡con la de historias que tienen por contar!
Supongo que esa curiosidad surge por desconocimiento, por falta de “normalidad” y por un lenguaje que todavía visibiliza prejuicios antiguos que todos tenemos arraigados.
Ante esta realidad y la necesidad de recordar cada día que estas personas son personas por encima de su condición, la Federación ECOM se encarga de defender sus derechos. Luchan por conseguir una sociedad inclusiva para personas con discapacidad y en 2021 están celebrando su 50 aniversario.
Con motivo de ello, han lanzado la campaña "Ni disminuidas, ni minusválidas, ni discapacitadas. ¡Somos personas!". De esta forman buscan que no se discrimine a las personas con discapacidad.
¿Por qué no debes referirte a las personas con discapacidad como disminuidas?
Sobran explicaciones, pero vamos a dároslas. La Constitución española utilizaba hasta hace nada un término peyorativo para referirse a quienes tienen un grado u otro de diversidad funcional, a quienes calificaba de personas disminuidas. El Consejo de Ministros aprobó un anteproyecto de reforma del artículo 49 de la ley de leyes para eliminar esa palabra y sustituirla por “personas con discapacidad”. Así, y no discapacitados , como llegó a aconsejar la Real Academia.
Disminuidas, minusválidas o discapacitadas son palabras que deberíamos desterrar de nuestro lenguaje. ¿Por qué? Hay muchas razones. Una de ellas es que este colectivo no requiere paternalismos, condescendencias ni caridades. Lo único que necesita son derechos.
Por ejemplo, la Fundació Catalana Síndrome de Down pide desde hace años (en el 2009 lo hizo ante la ONU mediante una de sus activistas, Montserrat Vilarrasa) algo revolucionario: “Tratadnos como a personas”. Esta entidad sin ánimo de lucro también tiene un manual de estilo que muchos periodistas deberían leer y releer.
Mucho antes que el Gobierno, este documento desterraba las expresiones discapacitado y las más infames de mongólicos o subnormales.
Por increíble que resulte, todavía es necesario afear el uso de estas palabras. No se trata de potenciar el lenguaje inclusivo o políticamente correcto. Es justicia. La diferencia entre personas discapacitadas o personas con discapacidad puede parecer sutil, pero no lo es.
Usar una expresión u otra tiene un gran simbolismo. El lenguaje no solo nos define, también crea la realidad. La discapacidad es una circunstancia o estado de la persona, no su quintaesencia ontológica.
Todo el mundo tiene dificultades y discapacidades. Pero no por eso son discapacitados. Todos tienen nombre y apellidos.
Las personas con discapacidad física y/u orgánica llevan toda la vida luchando para hacer visible una realidad que puede parecer obvia para la mayoría, pero que, aún hoy, se encuentra lejos de serlo para todas.
Así las cosas, como dicen desde ECOM "NO somos disminuidas, NO somos inválidas y NO somos discapacitadas… somos PERSONAS".
La condición de una persona no tiene que definir lo que es
Tampoco hacerles merecedoras de etiquetas, ni mucho menos, tiene que causar que ninguna de esas personas sea víctima de cualquier tipo de discriminación.
En este panorama, desde ECOM defienden "la no adaptación del entorno a las necesidades de todas es una de las razones principales por las que no podemos ejercer nuestros derechos".
Ni las personas con discapacidad ni su condición lo son. Y es que aún no vivimos en un mundo preparado para acoger y hacer posible la convivencia de todas las realidades personales que, desde siempre, existen.
Como todas las personas, las personas con discapacidad tienen derechos y deben poder ejercerlos en igualdad de condiciones
A pesar de que, desde el año 2006 se encuentra vigente la Convención Internacional de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad (aprobada por la Organización de las Naciones Unidas el año 2006 y ratificada el año 2008 por el estado español), aún hoy en día, las personas con discapacidad se encuentran con muchas dificultades para ejercer derechos tan esenciales cómo el derecho a:
- Accesibilidad
- Recibir una educación
- Practicar deporte
- Disfrutar de actividades de ocio
- Autonomía y a una vida independiente
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