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La economía nacional se enfrenta a un segundo semestre con perspectivas positivas, a pesar de posibles riesgos externos. Según organismos como la Comisión Europea, el FMI y el Banco de España, no se espera un frenazo abrupto en la actividad económica, salvo en caso de una escalada significativa de tensiones en Oriente Medio o un enfriamiento abrupto en la economía de Estados Unidos.
Dado el crecimiento del PIB superior al previsto en el primer y segundo trimestre, el efecto arrastre debería permitir al Gobierno alcanzar su objetivo de un crecimiento del 2,4 % para todo el año. Fuentes del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa se muestran optimistas y anticipan una probable revisión al alza de las proyecciones económicas. Este optimismo está respaldado por varios indicadores económicos positivos para el trimestre en curso.
Indicadores económicos y expectativas
Los datos recientes apoyan la visión positiva del crecimiento. El sector manufacturero en España continúa su expansión, a diferencia de la contracción observada en gran parte de la Eurozona. Además, el sentimiento económico general ha mejorado, y la inflación ha mostrado una moderación, cayendo a un 2,8 % en julio, su nivel más bajo desde principios de 2022. La entrada de turistas extranjeros también se mantiene en niveles históricamente elevados, aunque se ha registrado una ligera desaceleración en junio.
A pesar de estos signos alentadores, hay áreas de preocupación. La afiliación en algunos sectores, como la hostelería, ha mostrado una desaceleración, aunque se ha estabilizado en términos desestacionalizados. Además, las matriculaciones de vehículos han disminuido más de lo habitual en el último mes. No obstante, los datos del Banco de España sugieren que el sector empresarial sigue siendo optimista.
La Encuesta a las Empresas Españolas sobre la Evolución de su Actividad (EBAE) indica que las perspectivas del sector privado siguen siendo positivas para el tercer trimestre. Las empresas anticipan un aumento en la facturación y una mayor ocupación entre julio y septiembre, a pesar de que las presiones de costes se mantendrán similares a las del segundo trimestre. Se espera también una ligera aceleración en las subidas de los precios de venta en comparación con el período de abril a junio.
Impacto de la política monetaria y proyecciones futuras
La estrategia de política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) será clave para la evolución económica en los próximos meses. La Reserva Federal estadounidense, debido a la reciente moderación de la inflación hasta el 2,9 % en julio (el nivel más bajo desde la primavera de 2021), podría reducir los tipos de interés en su próxima reunión de septiembre. Esto podría llevar al BCE a seguir una estrategia similar. Sin embargo, la situación en la Eurozona es más compleja. La inflación en la región es más persistente, especialmente en los servicios, y el PIB muestra un avance muy moderado, a pesar de que la tasa de desempleo está en mínimos históricos.
Si el BCE decide reducir los tipos de interés, esto podría disminuir los costes de financiación para empresas y familias, lo que a su vez podría impulsar la inversión. La inversión, que aún no ha recuperado los niveles previos a la pandemia en España, podría beneficiarse significativamente. Además, el despliegue de los fondos Next Generation EU también podría ser un factor positivo, proporcionando un estímulo adicional a la economía.
Las estimaciones del modelo MIPred de la Autoridad Fiscal sugieren que la economía podría crecer un 0,9 % trimestralmente entre julio y septiembre y un 3,2 % en términos interanuales. Este crecimiento es apoyado por un récord en la actividad turística, con altas expectativas en la llegada y el gasto de turistas internacionales. Además, se espera que el consumo familiar aumente debido a las posibles rebajas en los tipos de interés.
Sin embargo, las proyecciones para 2025 presentan un panorama más sombrío. La Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) prevé una desaceleración del crecimiento económico a alrededor del 1,8 % en 2025, debido a la caída en el ahorro de los hogares y su impacto en la demanda, así como al agotamiento del turismo y la recuperación de las importaciones. También se señala que la inversión empresarial sigue siendo una de las variables más débiles, lo que podría afectar la productividad y el crecimiento. Aunque se espera que el empleo continúe creciendo, con la creación de aproximadamente 730.000 nuevos puestos de trabajo entre este año y el próximo, el ritmo de creación de empleo podría perder algo de vigor.
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