Lectura fácil
¿Te imaginas un mundo con educación de calidad para todos y todas? Aunque parezca una utopía, es un objetivo alcanzable y parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el 2030. La educación inclusiva y de calidad se enfoca en cada estudiante, incluyendo aquellos que pueden ser marginados o vulnerables.
En la actualidad, la UNESCO reporta que hay más de 262 millones de niños, niñas y jóvenes que no están escolarizados, y 6 de cada 10 no han adquirido las habilidades básicas de lectura, escritura y aritmética, lo que perpetúa la pobreza y la marginación.
¿Qué es la educación inclusiva y por qué toma tanta importancia?
La educación inclusiva es un modelo educativo que busca atender las necesidades de todos los estudiantes, especialmente aquellos que pueden estar en riesgo de exclusión social. Este enfoque no se limita a estudiantes con discapacidad, sino que considera la diversidad en términos de raza, condición social, cultura, religión, entre otros aspectos.
En comparación con el enfoque tradicional de la educación, la educación inclusiva tiene algunas diferencias significativas. En el enfoque tradicional, cada estudiante es diagnosticado para determinar una categoría y se soluciona el déficit que se detecta.
Sin embargo, en este tipo de educación se analizan las características de cada estudiante para determinar los apoyos necesarios. Además, el enfoque tradicional se centra en el estudiante, mientras que este tipo de educación se enfoca en la clase como un todo.
¿Cuáles son los principales objetivos de este tipo de educación?
Al igual que ocurre con otros métodos de educación, la educación inclusiva cuenta con unos objetivos muy claros y marcados. Según educo, estos serían sus objetivos:
- La inclusión social y académica del alumnado, ya que no se pretende incluir a los alumnos, no marginarlos.
- El sistema educativo único, donde no existan programas especiales para los alumnos o alumnas.
- La atención a todos los alumnos en función de sus características.
- El impulso de la igualdad de oportunidades.
- La coordinación de todas las personas que participan en la educación.
- La inclusión en todos los ámbitos sociales y laborales.
A pesar de ello, la educación inclusiva se enfrenta a determinados retos y obstáculos que debe superar para poder ofrecer el servicio que desean. Muchos de estos obstáculos se centran en creencias erróneas, planes de estudios rígidos, barreras físicas, profesores, legislación o falta de financiación.
¿Cómo podemos lograr la inclusión dentro de las aulas?
Ahora que ya hemos marcado cuáles son los principales objetivos y barreras a los que se enfrenta la educación igualitaria, es hora de conocer las buenas prácticas que ayuden a fomentar la inclusión dentro del sistema educativo.
Para poder lograrlo, es importante:
- Facilitar la diversificación de la enseñanza.
- Fomentar la participación de los padres.
- Diálogo y consenso dentro de la comunidad educativa.
- El centro debe estar abierto a su entorno.
- Contar con todos los recursos necesarios.
- Crear lazos de convivencia y tolerancia.
- Prevenir la exclusión por motivos culturales.
- Fomentar una relación de calidad y confianza.
Asimismo, la educación inclusiva debe superar todas las expectativas en cuanto a las necesidades especiales de los alumnos, por lo que abandonar el conflicto entre los alumnos o el malestar de muchos puede ser clave a la hora de conseguirlo.
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