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Washington, 9 mar (EFE).- Estados Unidos despertó hoy dividido entre la precaución y el aplauso tras la gran puesta en escena del proteccionismo de su presidente, Donald Trump, a pesar del enérgico rechazo internacional que ha generado la imposición de aranceles al acero y el aluminio.
Las medidas del mandatario no han dejado a nadie indiferente en el país, que hoy se debate entre la precaución inicial a la espera de que se concreten las posibles excepciones y el buen recibimiento de los trabajadores de la industria, además de la previsible oposición de los sectores más globalistas.
Con una imposición del 25 % para las importaciones de acero y del 10 % para las de aluminio, la confirmación de este jueves del proteccionismo de Trump ha levantado diferentes pasiones en las filas demócratas y conservadoras.
Entre los compañeros de partido del magnate muchos han visto en los aranceles un golpe al libre comercio, como es el caso del senador John Cornyn, el segundo republicano de mayor rango en la Cámara alta, que hoy lamentó la creciente influencia de los asesores proteccionistas de Trump y el declive de los librecambistas.
"Estoy triste por ver marchar a (el máximo asesor económico, Gary) Cohn y el ascenso de (el director del Consejo Nacional de Comercio de la Casa Blanca, Peter) Navarro, que creo que tiene un montón de ideas erróneas en cuanto a comercio", dijo Cornyn.
En este sentido, algunos legisladores republicanos avanzaron que presentarán una iniciativa legal para frenar las nuevas tarifas -que eximen por el momento a Canadá y México- ante una previsible "guerra comercial".
"¿Provocará una guerra comercial? No debería", subrayó hoy en un artículo en "The Wall Street Journal" el secretario de Comercio de EEUU, Wilbur Ross, quien incidió en que "otros países lo entienden".
La propia portavoz de la Casa Blanca, Sara Sanders, reiteró que se deberán abordar otras excepciones a petición de otros países y que el documento les da la "oportunidad" de negociar con ellos sobre la imposición inicial.
En los sindicatos y las asociaciones gremiales la noticia fue recibida con los brazos abiertos.
"Hoy el presidente ha actuado decisivamente para garantizar que los recursos adecuados y la capacidad industrial de acero y aluminio están disponibles para apoyar a la seguridad nacional", enfatizó el presidente internacional de la United Steelworkers, Leo Gerard.
Por su parte, Richard Trumka, el presidente de AFL-CIO, el mayor sindicato gremial del país, no tardó en aplaudir las medidas anunciadas por el mandatario y comentó que "ha habido una guerra contra los trabajadores durante décadas y nos han pateado el culo".
AFL-CIO, que cuenta con 12,5 millones de miembros, es una importante fuerza dentro del electorado demócrata y apoyó a la candidata Hillary Clinton en las elecciones de 2016, pero el gravamen y el giro proteccionista en la industria ha satisfecho una reivindicación recurrente durante los últimos años en el sector.
Uno de los argumentos más recurridos por la oposición es el miedo a una subida irremediable de los precios de productos que incluyan alguno de estos dos materiales, algo que se ha reconocido incluso en la Casa Blanca.
En este sentido, un alto funcionario de la presidencia que rechazó dar su nombre señaló que, pese a que los productos verían incrementado su coste, este sería mínimo: "Hablamos de que en un paquete de seis latas de refresco el incremento sería de entre 1,5 y 2 céntimos de dólar", dijo.
En el ámbito de la automoción, la consultora del sector AutoTrends estimó que la incidencia de los aranceles podría tener un coste añadido por cada coche de entre 200 y 300 dólares, según recogió la cadena de televisión NBC.
Del lado del Partido Demócrata, la senadora Elizabeth Warren rechazó la acción del presidente al considerar que afecta a una "pequeña sección de la economía" y que "mete en el mismo bote" a los aliados y a China, aunque precisó que la esencia es "correcta", según dijo al diario especializado "The Hill".
Las grandes economías del mundo sí que han mostrado una oposición sin paliativos y han pedido la retirada de los aranceles impuestos por Trump, quien cumple con el giro proteccionista prometido en campaña electoral.
La Unión Europea mantuvo hoy la cautela y evitó la colisión frontal, pero la comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, advirtió al magnate: "La primera opción de la UE siempre es el diálogo pero, llegados a la situación, responderemos", en referencia a posibles excepciones.
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Javier Pachón Bocanegra
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