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Aurelia ha estado en silla de ruedas desde los 9 años. Estudió ciencias políticas, domina tres idiomas y ha avanzado en su carrera gracias a becas públicas que le permitieron ganar experiencia. Sin embargo, su camino para conseguir trabajo no ha sido sencillo Al igual que ella, muchas personas con discapacidad se encuentran en el paro.
La tasa de paro en personas con discapacidad supera el 20 %, el doble que la de la población general. Esto ocurre a pesar de que las empresas que contratan a estas personas pueden obtener hasta un 28 % más de beneficios, según el informe ‘Políticas y prácticas en diversidad e inclusión’ del Instituto de Innovación Social de Esade y la Fundación Randstad.
La lucha de las personas con discapacidad en el ámbito laboral
Tienen que enfrentarse diariamente a los sesgos, percepciones erróneas y, a veces, cargadas de prejuicios. A menudo se habla más de discapacidad que de inclusión. Además, la situación es aún más complicada para las mujeres, ya que la proporción de aquellas que nunca han trabajado es tres veces mayor que la de los hombres.
Aurelia señala que no tuvo otra opción más que elegir el camino de las oposiciones y el sector público porque, a pesar de tener una formación superior a la competencia, no lograba obtener un puesto en el sector privado que correspondiera con sus conocimientos.
Los beneficios de la inclusión laboral
En realidad, es todo lo contrario: los datos muestran que las empresas que incluyen a personas con discapacidad experimentan un incremento en su productividad. Además, se observa una mejora en la cultura colaborativa y en el ambiente laboral, y la rotación de personal disminuye hasta un 30 %.
Sin embargo, a pesar de todo, alrededor del 60 % de las personas con discapacidades que buscaban empleo en 2023 eran desempleados de larga duración, según datos del Ministerio de Trabajo. La mayoría, casi un 70 %, tenía una discapacidad física, mientras que algo más del 20 % contaba con discapacidades psíquicas. En términos de edad, el grupo más numeroso corresponde a las personas mayores de 55 años.
La diversidad funcional y su impacto en el clima laboral
Carlos Cortés, del Departamento de Dirección General y Estrategia de Esade, explica que la diversidad funcional abarca diferentes capacidades y sus beneficios varían. Tener personas con discapacidades intelectuales, por ejemplo, mejora la empatía, el clima en los equipos y la colaboración. A menudo, las empresas se preocupan por un modelo que no encaja, por lo que trabajar en los sesgos es crucial.
Llevan más de 30 años en la Fundación APASCOVI, ubicada en el noroeste de Madrid, ayudando a personas con problemas intelectuales a integrarse en el mercado laboral. Con convenios con ayuntamientos y empresas, forman a futuros trabajadores para roles como mantenimiento de parques, reciclaje, camareras de piso o auxiliares de transporte. Según Carlos Antón, director general de APASCOVI, esta formación es esencial para su autonomía e integración social.
Para lograr una verdadera integración, las empresas deben reconocer sus sesgos y contar con un buen liderazgo. Según Carlos Cortés, “un buen líder es esencial, y la inclusión de una persona con discapacidad puede mejorar al equipo”.
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