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Las repercusiones de la contaminación en la salud siguen siendo enormes, y los países de ingresos bajos y medios son los que más sufren esta carga. La contaminación fue responsable de nueve millones de muertes en 2019, esto es: una de cada seis muertes se debió a este problema.
Pese a las graves consecuencias sanitarias, sociales y económicas, la prevención de la contaminación se pasa por alto, en gran medida, en la agenda internacional de desarrollo, que no controla las emisiones.
Emisiones contaminantes: La mayor amenaza para la salud humana y planetaria
La contaminación ambiental del aire fue responsable de 4,5 millones de muertes en 2019, frente a 4,2 millones de muertes en 2015 y 2,9 millones en 2000. Las muertes por contaminantes químicos peligrosos aumentaron de 0,9 millones en 2000, a 1,7 millones en 2015, y a 1,8 millones en 2019, con 900.000 muertes atribuibles a la contaminación por plomo en 2019.
En general, las muertes por la contaminación actual han aumentado un 66 % en las últimas dos décadas, pasando de unos 3,8 millones de muertes en 2000 a 6,3 millones en 2019. Es probable que las cifras de muertes por contaminantes químicos estén subestimadas, ya que solo un pequeño número de productos químicos fabricados en el comercio han sido sometidos a pruebas adecuadas de seguridad o toxicidad.
Solo 4 de cada 10 empresas españolas ha manifestado públicamente el compromiso de reducir sus emisiones de CO2
Recientes informes alertan del avance acelerado del cambio climático y sobre la falta de ambición de los compromisos actuales, que resultan insuficientes para limitar el calentamiento global a 1,5°C. Por ello, se demanda a todos los actores, incluido el tejido empresarial, una mayor ambición que logre reducir las emisiones globales en un 45 % respecto a los niveles de 2010.
Así lo pone de manifiesto los resultados de la Consulta integral del Pacto Mundial de la ONU España. Según el documento, aunque el 58 % de las empresas consultadas dispone de una política ambiental, existe una brecha a la hora de implementar medidas específicas, como el compromiso de reducción de emisiones, especificado por un 41 % de las empresas consultadas. Sin embargo, hay que recalcar que en este punto existen grandes diferencias según el tamaño de la entidad. Mientras que en las grandes empresas este compromiso se sitúa en el 68,8%, entre las pymes y autónomos se reduce al 32,8 %.
Llama la atención que, pese que el ODS 13 de acción por el clima se posiciona como uno de los ODS más trabajados a nivel país, situándose en 5º lugar, tan solo un 16 % de las entidades empresariales españolas cuenta con una política específica de lucha contra este fenómeno.
Estamos en un momento decisivo y crítico para la transición ecológica
Las empresas españolas se centran en la aplicación de procesos de economía circular, que han pasado de ser implementados por el 44 % de las empresas en 2020 al 51 % en 2022 y la utilización de energías renovables, que aumenta 16 puntos porcentuales hasta el 47 %. Estos ámbitos coinciden también con dos de los ODS más trabajados por las entidades de nuestro país, el 12 y el 7, que se encuentran en 3º y 4º lugar respectivamente, por delante del ODS 13 sobre cambio climático.
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