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La escasez de precipitaciones ha contribuido a que el Espacio Natural de Doñana cuente actualmente con las cifras más bajas de aves acuáticas de los últimos 40 años.
Así se desprende del Programa de Seguimiento de Procesos Naturales de los últimos tres años llevado a cabo en ese espacio natural por la Infraestructura Científica Técnica Singular-Reserva Biológica de Doñana (ICTS-RBD) y dado a conocer este martes.
Ese programa recoge periódicamente datos científicos sobre el estado de conservación de Doñana y permite detectar cambios en los ecosistemas, como la aparición de especies invasoras, el estado de conservación de especies amenazadas o de los propios humedales.
Si, la escasez de precipitaciones supone una amenaza para todos los ecosistemas
Doñana se encuentra en un clima mediterráneo, con otoños e inviernos templados y lluviosos, veranos calurosos y secos. Sin embargo, durante los últimos años se han registrado niveles de escasez de precipitaciones por debajo de la media.
El año hidrológico actual está encaminado a ser uno de los más secos de toda la serie histórica, la cual abarca casi 50 años de registros. En el caso de la temperatura media, los últimos años han estado ligeramente por encima del promedio.
En cuanto al seguimiento de especies y poblaciones, el programa contiene una parte dedicada a aves acuáticas, emblemáticas en Doñana, pero también a flora, reptiles, anfibios, mamíferos y diversas especies de invertebrados.
En los datos obtenidos en los últimos años, destacan las cifras obtenidas en el censo de aéreo de aves acuáticas, una de las actuaciones de seguimiento más antiguas del programa, que se inició en la década de los 70 y que se ha llevado a cabo a con frecuencia mensual desde entonces.
Gracias a este tipo de censos, se pueden obtener datos comparables entre años del tamaño de las poblaciones acuáticas del Espacio Natural de Doñana, así como su distribución y evolución en el tiempo para detectar amenazas y poder proponer mejoras de uso y gestión que permitan su conservación.
Dentro de esta serie, las cifras obtenidas en 2022 han resultado ser una de las más bajas de toda la serie histórica, que comprende casi 50 años, debido especialmente a la escasez de precipitaciones que afectó a Doñana durante el pasado invierno.
Los datos reflejan como se ha ido progresivamente a peor
Las cifras totales alcanzaron apenas 87.500 individuos censados, muy lejos de los algo más de 470.000 del año pasado. Y la escasez de precipitaciones es uno de los motivos de la reducción de las aves acuáticas en este ecosistema.
En este caso, las condiciones hídricas de la marisma presentan una gran influencia sobre la reproducción de las aves. Especialmente importante es el seguimiento de especies amenazadas, como la cerceta pardilla o la malvasía cabeciblanca.
La primera muestra un descenso moderado desde el pico alcanzado en 2011. La segunda, aunque mostraba una tendencia al alza desde 2004, en los dos últimos años ha mostrado un descenso brusco. De hecho, en 2021 es el primer año que no se detecta cría desde 2004, cuando comenzó la serie histórica.
Es por ello que cualquier factor climático, como la escasez de precipitaciones, tiene que ser observada ya que altera negativamente a los ecosistemas naturales de cualquier lugar.
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