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Seguramente de pequeño o pequeña soñaste con un colegio en el que el recreo fuese más largo, en el que ni hubiese la obligación de madrugar o que si te saltabas una clase de matemáticas no era el fin del mundo. Que pudieses explorar con diferentes materias y no tener que elegir tan pronto entre arte, ciencias o letras únicamente. Bueno, ese sitio existe y se lo conoce como Summerhill, una escuela que trabaja con la educación alternativa.
La Escuela Summerhill fue fundada en 1921 por Alexander Sutherland Neill en Suffolk, Inglaterra, y desde entonces imparten enseñanza a aquellos padres que pueden y deciden dar a sus hijos una enseñanza fuera de lo normativo. La escuela es conocida por su enfoque en la educación democrática, en la que prima la libertad y la participación de los estudiantes en la toma de decisiones sobre su enseñanza y futuro académico.
Summerhill, ¿una utopía educativa o un engaño?
Uno de los principios fundamentales de la Escuela Summerhill es el autogobierno de los estudiantes. Esto quiere decir que los niños y jóvenes tienen la libertad completa de elegir cómo quieren pasar su tiempo, ya sea participando en actividades educativas, recreativas o culturales. También tienen voz y voto en las decisiones que llegan a la comunidad escolar, lo que les permite participar activamente en la administración y resolución de conflictos.
Por otro lado, la educación en Summerhill se basa en el respeto mutuo entre estudiantes y maestros. Aunque se ofrecen clases tradicionales, los estudiantes tienen la opción de asistir o no, y se fomenta el aprendizaje autodirigido. Los maestros actúan más como guías y facilitadores en lugar de dictar el currículo. Este enfoque contrasta ampliamente con el modelo en el que muchos de nosotros nos hemos educado, con clases de una hora, descansos breves y cortos recreos.
El enfoque en la libertad y la responsabilidad personal en Summerhill ha generado tanto admiración como crítica. A lo largo de los años, ha habido debates sobre si este enfoque permite a los estudiantes adquirir los conocimientos y habilidades necesarios para enfrentar el mundo exterior y si la ausencia de una estructura más rígida puede afectar su desarrollo académico y social.
Un siglo a sus espaldas
Muchos defienden que no es una forma adecuada de enseñanza, ya que la exigencia es algo que muchos alumnos necesitan para desarrollar todo su potencial. Pero a pesar de las críticas, lo cierto son las cifras, que no son otras que han mantenido esta escuela abierta durante más de cien años. También cabe destacar que otras enseñanzas ampliamente valoradas por marcadores como el informe PISA, pone a la cabeza a países que trabajan con ideas similares de enseñanza.
Aunque parezca utópico, una escuela como Summerhill existe, y muchas otras que dejan atrás los horarios estrictos y los exámenes frente al autoaprendizaje, pero en muchas de ella el denominador común es el coste que supone a las familias. Muchas de estas instituciones son privadas y con costes elevados, lo que hace que se conviertan en instituciones para muy pocos.
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