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El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha anunciado que las pruebas realizadas a los españoles aislados en el Gómez Ulla de Madrid por cornavirus, han dado negativo. Cuatro de los cinco alemanes ingresados en La Gomera han sido ya dados de alta.
El 31 de enero los 21 españoles repatriados de Wuhan, llegaron a España y fueron ingresados en la planta 17 del Hospital Gómez Ulla de Madrid con el fin de tenerlos en cuarentena y comprobar si estaban contagiados o no.
Hasta el momento, en nuestro país, solo hay dos personas infectadas, el ciudadano alemán que se encuentra hospitalizado en La Gomera y el británico que se encuentra en Mallorca.
El segundo análisis que se le ha realizado al alemán ha resultado positivo, aunque su evolución va a mejor, no tiene fiebre y ya han pasado 10 días desde que se contagió.
Los españoles podrán volver a sus casas y hacer una vida normal
Este centro fue escogido porque se preparó durante la crisis de la gripe A para atender casos de infecciones respiratorias graves como la del coronavirus.
Además cuentan con una Unidad de Alto Aislamiento Biológico que, afortunadamente, no tuvo que utilizarse porque los 21 españoles entran como llegaron, sanos.
En declaraciones a los medios, Manuel Vela, uno de los aislados, ha dicho que lo primero que va a hacer cuando llegue a Sevilla es comerse a besos a sus tres niñas y celebrar el cumpleaños de la mediana, que el martes alcanzó los nueve años.
Otro de los ingresados dijo que "Los veintiuno hemos remado para el mismo lado y nos ha servido de mucho para ir consumiendo las horas y los días. Ha sido una experiencia compleja por lo que nos ha traído aquí, pero enriquecedora a nivel personal".
Rápidamente se dieron cuenta de que coger una dinámica en grupo era positivo para todos. Lo que más destacan es la unión que se ha creado entre los 21 españoles, algo que les ha ayudado a mantener el equilibrio emocional.
Podían moverse con libertad de movimiento por la planta y sin ningún tipo de restricción horaria
Los españoles repatriados abandonarán el hospital en función de la hora a la que cada uno tenga programada la salida hacia su destino. No van a salir todos a la vez.
Durante su estancia en el hospital dedicaban el tiempo a leer, a realizar ejercicios por las mañanas, se entretenía con juegos de mesa como el ajedrez y charlaban, compartiendo unos con otros sus experiencias y anécdotas.
A esa rutina de grupo se unieron las tres tomas de temperatura cada día. Más allá de esos controles, en los que ninguno ha presentado fiebre, llegó el 4 de febrero, cuando realizaron unas pruebas que confirmaron la ausencia del coronavirus en todos los españoles allí ingresados.
"Ese fue un día de gozo. Teníamos la tranquilidad de encontrarnos bien y nadie había tenido síntomas pero aquello confirmaba que no estábamos infectados", cuenta Manuel Vela, un entrenador que llevaba cuatro meses trabajando para el Wuhan Three Towns F.C y que fue repatriado con los otros españoles.
Todos han mostrado agradecimiento al personal del centro por trato recibido, Ha sido exquisito. Todo han sido gestos amables, de ayuda y de hacer nuestra estancia aquí lo más fácil posible".
Las visitas que podían recibir cada uno de los españoles repatriados eran programadas, sin poder tener contacto físico
Los encuentros se han producido sin que pudiera haber contacto físico y con los allegados ataviados con bata impermeable, guantes y mascarilla.
"Algunos compañeros decidieron colocarse detrás del cristal de la puerta, pero por decisión personal, no porque los médicos lo hayan aconsejado", contaba Manuel Vela.
Algunos, como Manuel, tienen claro que quieren volver, y volverán a Wuhan cuando sea posible. En su caso, dice que allí "he dejado una familia de 700 personas, entre los que se encuentran niños de la escuela de fútbol en la que trabaja, además de compañeros y amigos".
"Estamos deseando que todo esto termine para regresar, seguir con nuestro proyecto y darles un fuerte abrazo. Estamos preocupados por ellos", señala y concluye con un mensaje contra la chinofobia: "No son culpables, son víctimas. Ya tienen bastante como para que les machaquemos. Eso es lo que más duele".
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