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Algo que preocupa y mucho a las autoridades sanitarias es la falta de medicamentos para prevenir el parto prematuro, y es que no encontramos ante la primera causa de mortalidad neonatal, motivo principal de complicaciones y discapacidad.
Según expone la Sociedad Española de Neonatología, el 7 % de los bebés nacen antes de la semana 37 de gestación, y desde la OMS, a nivel mundial, exponen que se da una necesidad urgente para poder prevenir esta situación y reducir los resultados en los recién nacidos.
Los expertos como José Luis Bartha, jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital La Paz de Madrid detalló como el parto prematuro y el aborto espontáneo son resultados de condiciones clínicas muy diferentes, y se centra en cómo tratar o prevenir las causas que encaminan hacia ese final.
El experto ve muy difícil encontrar soluciones globales porque expone que no solo se trata de dar a luz antes de la semana 37, sino entender que a esa situación se llega por cuestiones muy dispares.
La OMS publicó un documento técnico que sirva como guía de desarrolladores y reguladores para los medicamentos que previenen el parto prematuro
Actualmente, la progesterona vaginal se utiliza para prevenir el parto prematuro en mujeres asintomáticas, pero los expertos no lo ven como un tratamiento eficaz en caso de que se haya iniciado el trabajo de parto o hay síntomas como cuello uterino corto o antecedentes de parto a término.
Otros tocolíticos que se emplean son el atosiban, la ritodrina, que presenta efectos secundarios cardiovasculares que pueden sufrir la madre y hasta el feto, o la indometacina, este último indicado en cortos periodos de tiempo y especialmente durante el primer y segundo trimestre.
El caso, es que el tratamiento del parto prematuro y el uso de tocolíticos busca permitir la administración de corticoides y el sulfato de magnesio, que se usan fuera de indicación y han dejado ver como mejoran los resultado neonatales.
Los glucocorticoides, como betametasona y dexametasona aceleran la maduración pulmonar y el sulfato de magnesio se usa para prevenir el daño neurológico perinatal, demostrado en revisiones científicas que consigue reducir en un 30 % el riesgo de parálisis cerebral y la disfunción motora gruesa en un 40 %, y su efecto protector es mayor en edades gestacionales tempranas.
Actualmente, entre los medicamentos para prevenir el parto prematuro, y según publicó la BMC Pregnancy and Childbirth el pasado año, quedan identificados 178 compuestos en investigación, de los que 71 están en desarrollo clínico.
De todos ellos, los autores destacan el potencial de 10, 6 en prevención, como los ácidos grasos omega-3, aspirina, progesterona vaginal, progesterona oral, L-arginina y selenio, y otros cuatro para tratamiento, que son nicorandil, dinitrato de isosorbida, nicardipina y celecoxib.
Existen grandes barreras para encontrar nuevos fármacos preventivos
Desde la Agencia estadounidense FDA reconocen que la falta de medicamentos preventivos viene dada por el lastre de la falta de inversión en tratamientos para patologías exclusivas o que afectan principalmente a mujeres.
A esto se suman los desafíos éticos y regulatorios que implica investigar en embarazadas y los intereses promotores además, por lo que los recursos de investigación son limitados, y de da prioridad a áreas de mayor visibilidad o potencial en el mercado.
Asimismo, la dificultad para medir resultados de parto prematuro, respecto a la salud del bebé a largo plazo, así como la complejidad biológica de este suceso, dificultan el poder desarrollar intervenciones efectivas.
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