Las personas crédulas son menos capaces de reconocer las noticias falsas y, junto con los adultos desconfiados, resultan más susceptibles a los pensamientos conspirativos y a las dudas sobre las vacunas.
La desinformación se ha intensificado en la era digital, propagándose con rapidez gracias a redes sociales y algoritmos que priorizan contenidos impactantes.
Un estudio de Save the Children revela que el 51% de los adolescentes tiene dificultades para identificar noticias falsas, y uno de cada cuatro no verifica su veracidad,
El Gobierno prepara un Plan de Alfabetización Mediática para que los estudiantes, desde Primaria hasta la universidad, aprendan a reconocer fake news y evitar peligros en internet.
El ecosistema digital y sus avances han favorecido la proliferación de la desinformación, un fenómeno que se ha convertido “en una destacada amenaza para los sistemas democráticos”.