El Parlamento de Francia ha aprobado la prohibición de las “terapias de conversión” sexual tras cuarenta años. Una práctica denigrante y homófoba que limitaba el amor entre parejas homosexuales y que podía terminar en consecuencias tan graves como la muerte.
El primer ministro francés, Emmanuel Macron, declaró hace unos días que quería "joder" a los no vacunados. Por ello, la Asamblea Nacional ha aprobado un pasaporte de vacunación para hacer vida en las calles.
La Iglesia de Francia reconoce a sus víctimas de abusos sexuales tras un informe independiente. No hay un insulto suficiente para semejante horror. Es un tsunami criminal, como poco.