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El silencio es el peor enemigo del suicidio. Los datos publicados por la OMS son estadísticas alarmantes. No obstante, es un tema que no se aborda lo suficiente. Además, afecta a los hijos, padres, parejas, amigos y colegas de las víctimas.
El suicidio es la segunda causa de muerte de jóvenes de entre 15 y 29 años
Cuatro de cada cinco jóvenes se sienten avergonzados al buscar ayuda para su salud mental. Los datos recabados en un nuevo informe señalan la autolesión y el suicidio como resultado del deterioro de la salud mental de los jóvenes.
Hablar de suicidio y exteriorizarlo es, según los expertos, una puerta de salida para buscar ayuda y prevenirlo. Según las últimas estimaciones epidemiológicas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 2030 los problemas de salud mental serán la principal causa de discapacidad en el mundo. Las personas que sufren algún trastorno de este tipo, además de tener que hacer frente a la enfermedad tiene que lidiar con un problema muy importante: el estigma y la discriminación.
¿Informar o silenciar los suicidios en los medios de comunicación?
Desde los medios de comunicación por temor al efecto contagio, han sorteado un fenómeno que dejó 3.679 muertos en 2017, casi el doble que por accidentes de tráfico. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hablar del suicidio en los medios puede tener, incluso, un efecto protector, si se trata de una cobertura responsable y no sensacionalista.
Los medios deben tratar el suicidio con naturalidad, así se se normalizaría. La OMS recomienda “la información responsable para reducir los comportamientos suicidas”. Esto es, evitar el lenguaje sensacionalista, fotos o descripciones detalladas del método utilizado o presentar esta conducta como la solución a un problema. A cambio, incidir en las alternativas y ayudas disponibles y alertar de los riesgos o las señales de alarma.
La ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo ha dado luz verde a un grupo de trabajo con asociaciones de periodistas, profesionales de la salud y supervivientes, para revisar las guías sobre cómo se trata este fenómeno en los medios y actualizar las recomendaciones.
Según un estudio de Obertament, una entidad de lucha contra el estigma en salud mental, más de la mitad de las noticias analizadas están mal enfocadas. El contenido es, en un 60% de los casos, sobre las causas del suicidio o vinculado a la peligrosidad. El tono, en el 54 % de los casos, es morboso, inconcreto o superficial.
Que las personas que se intentan quitar la vida son egoístas y débiles, es una mala praxis. Tampoco es verdad que las tentativas sean una llamada de atención; cualquier conducta suicida hay que tomarla en serio. Y, sobre todo, detallar nuevos métodos o el lugar donde se ha producido la muerte, pueden comportar contagios.
Detallar nuevos métodos o el lugar donde se ha producido la muerte sí puede incitar al suicidio
En España se suicidan una media de diez personas al día y, salvo excepciones, ninguna de estas trágicas muertes llega a los medios de comunicación. Deberíamos dejar de considerarlo "tabú" y darles visibilidad para ayudar a su prevención.
Fuentes policiales consideran que no hablar de los suicidios es como "una norma", aunque recalcan que se informa a veces de operaciones en las que se salva a una persona como varios agentes evitaron que un hombre saltase al vacío desde la azotea de un hotel en Madrid.
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