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El suicidio es ya la primera causa de muerte externa en muchos países del mundo, de las primeras causas de muerte en adolescentes y personas en edad productiva. En España, es la tercera causa de muerte entre los más jóvenes, de 15 a 29 años.
Cada 40 segundos, una persona se quita la vida en el mundo
Según la OMS, unas 3 mil personas se suicidan al día en el mundo, lo que supone casi un millón al año, o lo que es lo mismo, una persona se quita la vida cada 40 segundos. Lo peor es que va en ascenso, porque en menos de 50 años ha aumentado un 60% y en 2020 se espera que aumente otro 50%.
Por su parte, los datos ofrecidos por el Observatorio del suicidio en España registró 3.679 suicidios en 2017, 10 al día. 3 de cada 4 han sido de varones (2.718) y un 25% mujeres (961).
Asturias y Galicia registran las mayores tasas de suicidio
Estas cifras están avaladas por los últimos datos publicados por el INE en diciembre de 2018 y que están referidos a 2017, suponen un aumento de 110 defunciones respecto a 2016 (un 3,1% más), de las que 56 corresponden a hombres (una disminución del 2,1%) y 54 a mujeres (un aumento del del 6%).
Por comunidades autónomas, Asturias y Galicia poseen las mayores tasas de suicidio por 100.000 habitantes, mientras que la menor la registra la Comunidad de Madrid, situándose la media estatal en 7,9.
A todo esto, la Confederación de Salud Mental defiende la idea de que hablar es el primer paso para trabajar en la prevención. En este sentido, creen que es necesario acabar con los mitos y las ideas erróneas que permitan la desestigmatización y la culpabilización de la conducta suicida.
Mitos e ideas erróneas del suicidio
- Entre los mitos se encuentra la idea de que no se puede prevenir. Esto es posible, pero es necesario la detección temprana y poder disponer de los recursos, profesionales y espacios adecuados.
- Otra creencia errónea es que las personas que se suicidan son egoístas o valientes, cuando la realidad es que la conducta suicida no está vinculada con estas cualidades, sino con un altísimo grado de sufrimiento de la persona.
- Los intentos no son un llamada de atención, sino la manifestación de la desesperación y dolor que siente la persona.
- Tampoco es cierta la idea de que la persona que quiere acabar con su vida no avisa, muchos revelan de alguna manera sus intenciones a su entorno. De cada diez personas que se suicidan, nueve de ellas verbalizaron claramente sus propósitos y la otra dejó entrever sus intenciones de acabar con su vida.
Lo que no sabíamos del suicidio
- Si de verdad se hubiera querido matar, habría utilizado un método más agresivo. Todo suicida se encuentra en una situación ambivalente, es decir, con deseos de morir y de vivir. El método elegido para el suicidio no refleja los deseos de morir de quien lo utiliza ya que sabemos que está muy determinado por cuestiones culturales.
- La persona que se repone de una crisis suicida no corre peligro alguno de recaer. Casi la mitad de las personas que atravesaron por una crisis suicida y consumaron el suicidio, lo llevaron a cabo durante los tres primeros meses tras la crisis emocional, cuando todos creían que el peligro había pasado.
- Todo el que se suicida está deprimido. Aunque toda persona deprimida tiene posibilidades de realizar un intento de suicidio o un suicidio, no todos los que lo hacen presentan este desajuste. Pueden padecer esquizofrenias, alcoholismo, o trastornos de la personalidad entre otros.
- El suicidio se hereda. No está demostrado que el suicidio se herede, aunque se puedan encontrar varios miembros de una misma familia que hayan terminado sus vidas por suicidio. En estos casos lo heredado es la predisposición a padecer determinada enfermedad mental en la cual el suicidio es un síntoma principal.
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