Lectura fácil
Los investigadores suponen que la astronomía es casi tan antigua como la propia humanidad, porque esta ciencia ya se practicaba en las primeras civilizaciones avanzadas. En Babilonia, por ejemplo, las observaciones de las estrellas y los planetas se registraban en tablillas de arcilla ya en el año 3000 a.C.
Los conocimientos de astronomía de los antiguos egipcios ya estaban bastante desarrollados y fueron capaces de crear un calendario solar gracias a años de observaciones sistemáticas. Puede que los astros no sean capaces de predecir si usted ganará en uno de los fiables casinos en línea de España, pero su estudio es una valiosa ciencia.
Objetos celestes y divinidades
Incluso las culturas más antiguas identificaban los cuerpos celestes con deidades. Por ejemplo, en el antiguo Egipto, el dios supremo imperial Ra o Re se equiparaba con el sol. La deidad lunar Nanna y la deidad solar Utu ocupaban un lugar muy importante entre los sumerios. Y también en la antigua Roma los objetos celestes tenían una posición inmensamente importante, basta pensar en el panteón divino (Júpiter, Venus y muchos más).
Los cuerpos celestes y el mundo espiritual
Pero los cuerpos celestes no sólo tienen un significado teológico, sino que también ocupaban una posición muy importante en el mundo espiritual. En última instancia, las estrellas y los planetas ayudaban a navegar por el mar. Pero también eran igual de importantes a la hora de plantar semillas. La salida de Sirio por el horizonte, por ejemplo, anunciaba la llegada de la crecida del Nilo.
Los cuerpos celestes y la visión del mundo
Nicolás Copérnico afirmaba que la Tierra no estaba en el centro del universo. La cosmovisión medieval de las esferas inmaculadas se vio sacudida por la supernova de Tycho de 1572, que debe su nombre al noble y astrónomo danés Tycho Brahe. Este hecho acabó por derrumbar la cosmovisión de la época y desencadenó una revolución espiritual. Esto llevó a que tanto la religión como la ciencia y la sociedad se enfrentaban a una nueva visión del mundo.
Dos razones importantes para el estudio de los cuerpos celestes
La primera razón por la que la humanidad comenzó a estudiar los cuerpos celestes fue que los observadores de estrellas siempre han intentado predecir acontecimientos futuros interpretando los fenómenos celestes. La segunda razón para investigar intensamente los cuerpos celestes fue la creación de calendarios. En principio, todo calendario, ya sea lunar o solar, se basa en largas observaciones sistemáticas del cielo.
Para regular la vida de las culturas altamente desarrolladas, un calendario es indispensable. Sin un cronometraje exacto, sería imposible encontrar el momento perfecto para la siembra y la cosecha. En la mayoría de las zonas, esto es absolutamente esencial debido a los cambios meteorológicos.
La astronomía es la piedra angular del desarrollo humano
Así pues, la astronomía es una de las piedras angulares de las primeras civilizaciones. Si bien fue absolutamente revolucionaria en sus inicios, su papel se mantuvo esencialmente inalterado en los milenios posteriores.
La Edad Media: otro punto de inflexión
El mundo de la astronomía no cambió para siempre hasta la Edad Media. Nicolás Copérnico se inspiró probablemente en los modelos antiguos y, según sus cálculos sobre la posición de los cuerpos celestes, la Tierra ya no era el centro del sistema solar. Trasladó el Sol al centro. Por tanto, se le puede considerar el fundador de la visión heliocéntrica del mundo.
Galileo Galilei
Pasaron décadas antes de que Galileo Galilei y Johannes Kepler se ocuparan de este explosivo tema. El mayor de los dos, Galileo, fue el primer astrónomo que utilizó un telescopio y publicó sus descubrimientos. No inventó el telescopio, pero gracias a él se hicieron descubrimientos revolucionarios.
En 1609, fue el primero en observar las lunas de Júpiter. Al mismo tiempo, reconoció que se mueven en una especie de órbita circular alrededor del mayor planeta de nuestro sistema solar. Por ello, llegó a la opinión, nada inocua para él, de que la Tierra orbita alrededor del Sol y no al revés.
Johannes Kepler
Johannes Kepler también siguió un camino similar. Pero, a diferencia de Copérnico, se concentró en evaluar las observaciones de Tycho Brahe. Como erudito de la corte real danesa, Brahe elaboró catálogos extremadamente precisos de la ubicación de las estrellas y los planetas de la época.
Tras su estancia en Dinamarca, Brahe viajó a Praga con los resultados de sus observaciones. Allí trabajó como matemático de la corte imperial. Brahe murió en 1601 y Kepler se convirtió en su sucesor. De este modo, Kepler tuvo acceso a los resultados de las observaciones de Brahe. En aquella época, la cantidad de datos que Kepler empezó a analizar era increíble.
Publicó sus resultados en 1609 y 1619, lo que supuso el nacimiento de las tres famosas leyes de Kepler. Sin embargo, no fue hasta años más tarde cuando Isaac Newton descubrió las reglas que Kepler había hallado para los movimientos de los planetas. A finales del siglo XVII publicó su teoría de la gravedad, basada en parte en los trabajos de Kepler.
A mediados del siglo XIX llegó la agitación
Los descubrimientos que se hicieron fueron absolutamente esenciales, pero apenas cambiaron el campo de trabajo real de la mayoría de los astrónomos. Pero entonces, a mediados del siglo XIX, esta milenaria astronomía clásica (astronomía posicional) casi se revolucionó y se añadieron campos de trabajo completamente nuevos en la astronomía. Para distinguirlos mejor, se les dio el nombre de astrofísica.
Tres nuevos avances fundamentales sentaron las bases del futuro camino de la astronomía. Se trata de la invención de la fotografía. Ahora lo que se veía a través de un telescopio ya no tenía que trazarse laboriosamente a mano. Cuando las cámaras entraron en los observatorios, se abrieron posibilidades de trabajo completamente nuevas para los astrónomos.
Además, se desarrolló el fotómetro y ahora el brillo de las estrellas podía medirse objetivamente y ya no tenía que estimar a ojo. El tercer avance revolucionario fue la espectroscopia. Ésta no habría sido posible sin la fotografía. Por primera vez fue posible hacer afirmaciones sobre las propiedades físicas y químicas de una estrella, además de su posición y brillo.
Esta rama de la ciencia se extendió sin cesar por todo el mundo a partir de mediados del siglo XIX. La astronomía clásica quedó prácticamente desplazada durante casi cien años. Hoy en día, sólo hay unos pocos institutos en todo el mundo que practiquen la astronomía posicional pura.
Añadir nuevo comentario