¿Qué son los impuestos ambientales? No pierdas detalle

EmailFacebookTwitterLinkedinPinterest
08/12/2020 - 12:00
Apostar por los impuestos ambientales

Lectura fácil

Los impuestos ambientales, también conocidos como impuestos verdes, son los que se encargan de "sancionar" aquel tipo de producción que es nociva para el planeta.

Para entenderlo mejor, se puede decir que este tipo de impuestos se basan en el principio de que, quien contamina, paga, es por ello que su existencia es esencial para paliar y revertir los estragos causados por el cambio climático.

El planeta necesita reducir la emisión de gases de efecto invernadero a nivel mundial, por lo que las organizaciones internacionales (como el FMI), otras ecologistas y muchos economistas, coinciden en que dichos impuestos verdes son clave para combatir este grave problema que persiste.

Impuestos ambientales: su descripción formal

Eurostat, Comisión Europea, Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y la Agencia Internacional de la Energía (IEA) describen en su marco estadístico conjunto de 1997 que los impuestos ambientales son:

"Aquellos cuya base imponible consiste en una unidad física (o similar) de algún material que tiene un impacto negativo, comprobado y específico sobre el medioambiente".

Podríamos decir que sin la existencia de este tipo de regulaciones, un fabricante podría producir algo de forma contaminante, sin pensar en el impacto que su producción tiene en la salud del planeta.

Esto se conoce en economía como externalidad, y por eso, los impuestos ambientales pretenden obligar a pagar una tasa a aquellos contaminadores, de tal forma que el precio acabe reflejando también el coste de dichas externalidades.

Numerosos estudios apuntan que la fiscalidad ambiental es clave para poder avanzar hacia una economía descarbonizada.

Estos serían algunos de los principales beneficios que tienen los impuestos ambientales:

  •   Internalizan las externalidades negativas.
  •   Promueven el ahorro energético y la utilización de fuentes renovables.
  •   Desincentivan comportamientos antiecológicos.
  •   Incentivan a las empresas a innovar en sostenibilidad.
  •   Generan recaudación para los gobiernos que puede servir para bajar otros impuestos o para desarrollar proyectos ambientales.
  •   Protegen el medio ambiente.

El Fondo Monetario Internacional propuso que aquellos países que generen más gases de efecto invernadero establezcan un impuesto sobre las emisiones de CO2.

Según el FMI, la tasa rondaría entre los 68 euros por tonelada en 2030, además alertan de que la tasa tendrán un impacto directo en el uso del carbón para generar electricidad.

Los impuestos ambientales pretenden así dejar en el olvido para siempre las formas más contaminantes de producir energía, en pro de las otras menos contaminantes, como son las renovables

Actualmente hay personas que piensan que los impuestos ambientales son algo perjudicial para la economía, pero según apuntan los expertos de diversas áreas desde hace años, suponiendo una subida de estos impuestos se ve compensada con una bajada de impuestos al trabajo, al capital o al consumo.

Dicha situación desembocaría en un doble beneficio, la mejora de la calidad ambiental o la eficiencia del sistema económico.

Según los datos de Eurostat, en 2017 los impuestos ambientales sobre la energía supusieron el 76,9 % de los ingresos procedentes de los impuestos verdes en la UE, situándose muy por delante de las otras dos categorías, los impuestos sobre el transporte (19,7 %) y sobre la contaminación y los recursos (3,4 %).

Añadir nuevo comentario