Incapacidad permanente: Abogados detallan las enfermedades que te permiten solicitarla

Cuando un trabajador sufre una enfermedad o accidente que le deja con secuelas permanentes, puede que no recupere su capacidad laboral. En estos casos, la Seguridad Social permite solicitar una incapacidad permanente, una prestación que se concede cuando, tras un periodo de baja y tratamiento médico, el trabajador no puede retomar su actividad laboral habitual.

Este tipo de incapacidad no solo afecta la vida laboral del trabajador, sino que también puede impactar significativamente en su situación económica y familiar.

La Seguridad Social es la entidad encargada de gestionar esta incapacidad y determinar el grado de limitación, lo que influye directamente en los beneficios a los que el trabajador puede acceder, como pensiones compensatorias por la pérdida de ingresos.

Factores y proceso para obtener incapacidad permanente

El proceso para obtener una incapacidad permanente puede ser complicado, ya que cada caso se evalúa de forma individual por el tribunal médico de la Seguridad Social. El trabajador deberá demostrar que su enfermedad le impide realizar su trabajo habitual.

Entre las enfermedades que pueden llevar a la concesión de incapacidad permanente se encuentran aquellas que generan secuelas duraderas y afectan gravemente la capacidad de trabajar.

Las enfermedades reconocidas por la Seguridad Social incluyen agorafobia, epilepsia, Parkinson, albinismo, EPOC, esclerosis múltiple, entre otras que detallaremos más abajo. El trabajador con incapacidad permanente tiene la responsabilidad de decidir su futuro laboral, lo que puede conllevar ajustes significativos en su vida diaria.

Impacto en trabajadores y empresas

La incapacidad permanente tiene un impacto considerable tanto para el trabajador como para el empleador. La pérdida de capacidad laboral se traduce en una reducción del salario, lo que afecta la economía del trabajador y, por extensión, la de su familia. Además, la ausencia prolongada de un empleado puede afectar la operativa y productividad de la empresa.

En la última década, las bajas laborales han aumentado en un 67 %, reflejando la creciente prevalencia de problemas de salud que impiden a las personas seguir trabajando. Este aumento se puede atribuir a factores como el envejecimiento de la población activa, condiciones de trabajo precarias y acceso insuficiente a atención médica adecuada. En 2023, se registraron 409 bajas laborales por cada mil trabajadores en España, evidenciando el impacto de estos factores en la salud de los empleados.

El estrés laboral y el retraso en la edad legal de jubilación son factores que también contribuyen al aumento de enfermedades crónicas. Estas condiciones a menudo llevan a la necesidad de solicitar una incapacidad permanente.

Enfrentar estos desafíos requiere una combinación de prevención, tratamiento adecuado y adaptación de las empresas para mantener la productividad mientras se protege la salud de los empleados. Las empresas deben buscar soluciones que les permitan adaptarse a esta nueva realidad y asegurar que los derechos y bienestar de sus trabajadores sean priorizados. La implementación de prácticas de salud ocupacional y la mejora en las condiciones de trabajo serán claves para manejar el aumento de bajas laborales y apoyar a los empleados que enfrentan enfermedades graves.

Las siguientes son algunas de las enfermedades reconocidas por la Seguridad Social como causas directas de incapacidad permanente

• Agorafobia
• Epilepsia
• Parkinson
• Albinismo
• EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica)
• Postpolio
• Alcoholismo
• Esclerosis Múltiple
• Radiculopatía Lumbar
• Alzheimer
• Escoliosis
• Retinopatía Diabética
• Aniridia
• Espondilitis Anquilosante
• Retinosis Pigmentaria
• Apnea del Sueño
• Espondilosis Degenerativa
• Rizartrosis
• Artritis Reumatoide
• Esquizofrenia
• Síndrome de Ehlers-Danlos
• Artrosis Cervical
• Estenosis Foraminal
• Síndrome de Goldmann-Favré
• Ataxia
• Fibromialgia
• Síndrome de Marfan
• Cáncer
• Fibrosis Quística
• Síndrome de Ménière
• Cardiopatía Isquémica
• Hepatitis Autoinmune
• Síndrome de Raynaud
• Condromalacia Rotuliana
• Hernia Discal
• Síndrome de Sjögren
• Depresión
• Ictus
• Síndrome de Südeck
• Diabetes
• Lesión Medular
• Síndrome de Tourette
• Distimia
• Lumbalgia Crónica
• Síndrome del Túnel Carpiano
• Distrofia de Conos y Bastones
• Lupus
• Síndrome Subacromial
• Enfermedad de Behçet
• Maculopatía
• Siringomielia y Arnold Chiari
• Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa
• Migraña
• Enfermedad de Huntington
• Miopía Magna
• Trastorno Adaptativo Mixto
• Enfermedades Hepáticas
• Narcolepsia
• Trastorno Bipolar