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Es posible suponer que una infección urinaria se contagia debido a que es relativamente frecuente que una mujer contraiga la infección después de haber tenido relaciones sexuales, aunque este planteamiento no es adecuado.
Si bien existe una relación entre las infecciones urinarias y las relaciones sexuales, no podemos decir que la cistitis es contagiosa o que se trata de una transmisión de ETS. Conocer qué es, sus causas, profundizar en su relación con el sexo y prevenir o tratar la infección de orina con la ayuda de complementos alimenticios nos dará un contexto más claro.
¿Qué es una infección urinaria?
Una infección urinaria es aquella ocasionada por la invasión de bacterias que afectan a las vías urinarias. Por lo general, ocurre debido a que las bacterias del intestino logran llegar a la uretra y se abren paso hasta la vejiga.
A pesar de no ser peligrosa inicialmente, es incómoda y debe tratarse a tiempo para prevenir complicaciones. Algunos de los síntomas que ayudan a detectar este tipo de infección son los siguientes:
- Dolor y molestia en la vejiga o zona pélvica.
- Dolor o ardor al orinar.
- Orinar de manera frecuente y sentir ganas de orinar constantemente a pesar de que la vejiga esté vacía.
- Fiebre leve.
- Orina con un color y olor más concentrado, e incluso la presencia de sangre.
Una de las peores complicaciones que tiene una infección urinaria es que se extienda hasta los riñones.
Sus causas
Conocer las causas de la cistitis es lo que va a ayudar a discernir que no se trata de una infección que se pueda contagiar, a pesar de que el acto sexual pueda fomentarla. Hay que entender que se trata de bacterias que incluso están presentes de forma natural en nuestro organismo. Las causas más comunes son las siguientes:
- La edad: Las personas de la tercera edad y los niños son más proclives.
- El género: Las mujeres son más propensas, ya que tienen una uretra más corta en comparación con la de los hombres.
- El embarazo: Los cambios hormonales podrían facilitar un entorno favorable a las infecciones.
- Higiene poco adecuada: La falta de higiene necesaria facilita que las bacterias del recto lleguen a la uretra.
- Infecciones urinarias anteriores, especialmente si han sido recientes.
- Problemas en las estructuras que engloban el tracto urinario.
- El uso prolongado de sondas urinarias.
- El uso de piscinas y baños públicos.
En ningún momento se ha hecho referencia a las relaciones sexuales, pero sí hay una explicación sobre por qué existe esta confusión.
Cistitis y relaciones sexuales: ¿cómo se relacionan y cómo evitarla?
La cistitis no es una enfermedad de transmisión sexual, aunque no es poco frecuente que se presenten síntomas un par de días después del acto. No se trata de que la infección se haya transmitido de una persona a otra, sino de otros factores que suceden durante el sexo.
La falta de higiene adecuada es uno de los más comunes. Las bacterias que se acumulan en las manos y otras zonas del cuerpo pueden ocasionar la cistitis con una gran probabilidad.
La poca o nula hidratación después del sexo es un problema. A pesar de que se tomen medidas para evitar que la uretra se infecte, lo más probable es que queden restos de bacterias en la zona externa. Orinar al acabar el acto es el mecanismo para limpiar la uretra y evitar que esas bacterias se desarrollen.
No hay evidencia científica que respalde las infecciones urinarias se contagien por tener relaciones sexuales, sino de algunas circunstancias comunes alrededor de ese momento. Todos estos factores de riesgo se controlan tomando algunas medidas sencillas: abundante higiene antes y después de las relaciones sexuales, tomar suficiente agua y orinar al terminar el acto.
Prevención y posibles tratamientos
Las infecciones urinarias son las segundas más comunes después de las respiratorias. Una vez conocidas las causas y los síntomas, es bueno saber qué hacer:
- Tomar agua en suficiente cantidad y con frecuencia, especialmente antes de tener relaciones sexuales.
- Orinar antes y después de tener sexo para evitar que se alojen las bacterias.
- Mantener una higiene adecuada.
- Usar complementos alimenticios. Algunos suplementos pueden ser beneficiosos para la protección de la vejiga, especialmente los que contienen ingredientes como el Arándano Rojo americano, la D-Manosa y la Noxamicina. Los mismos evitan que las bacterias se adhieran a las paredes de la vejiga y se reproduzcan.
- Evitar el uso de jabones y desodorantes para la zona íntima.
Es recomendable acudir a un médico apenas se noten los síntomas, y mantener las anteriores indicaciones. Un especialista está en la facultad de recetar antibióticos, antiinflamatorios o analgésicos cuando sea necesario, además de prescribir el tratamiento como se ha indicado y evitar la automedicación.
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