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La desinformación es un mal muy presente en la sociedad actual ante la cantidad de mensajes que abundan en la red y las confrontaciones que dividen en la sociedad.
Una nueva investigación de SOS Racismo demuestra el incremento de los discursos de odio referidos a inmigrantes en medios de comunicación y redes sociales, y subraya cómo los bulos y la desinformación perjudican a estas personas a la hora de acceder a una vivienda, conseguir trabajo o establecer relaciones con sus vecinos.
Las redes sociales amplifican el discurso negativo sobre inmigrantes
Titulado ‘Del Maine a las redes Sociales’, el trabajo señala que, en función de su ideología, los medios difunden un discurso cada vez más negativo sobre las personas “racializadas”, que incluye bulos, noticias falsas y datos sin contrastar, e incide en que, a su vez, las redes sociales “amplifican y retroalimentan” este mensaje contra los inmigrantes.
En él, se presenta a este colectivo asociado siempre a problemas de pobreza, delincuencia y marginalidad. Todo ello repercute en la imagen general que la sociedad mayoritaria española se forma de la inmigración y también en la autopercepción que estas personas tienen de sí mismas, esgrime el trabajo recogido por Servimedia.
En general, los inmigrantes presentan baja autoestima y no se sienten bien acogidas en las sociedad de llegada. El estudio parte de entrevistas a personas migrantes, trabajadores sociales y otros agentes de intervención, así como de las conclusiones de un total de 12 grupos de discusión en distintas comunidades autónomas. Si ya es difícil en una situación no discriminatoria acceder a una vivienda, los inmigrantes deben echarse a sus espaldas los tópicos negativos que les dificultan dar pasos adelante en sus vidas.
Hace unos meses la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, alertó precisamente sobre el odio que se vierte en los medios y las redes sociales. Infundir rechazo es un acto que repercute en la salud y el bienestar de las personas a las que van dirigidas, en este caso los inmigrantes, un colectivo ya marcado por la discriminación y por la dificultad de integrarse en la sociedad.
La concienciación social es el verdadero reto de la lucha contra el racismo. La educación y la sensibilización son claves para imponerse a los prejuicios, muchos de ellos nacidos a partir de una cultura popular emergida a través del antiguo cine y de los problemas característicos de zonas residenciales marginales, no necesariamente ligados a razas sino a otros más amplios como la economía o la desigualdad.
El racismo es una palabra que conviene enterrar cuanto antes
El progreso de la sociedad en una Europa envejecida depende de despejar esta injusticia de las mentes y de las calles, así como de integrar a las personas inmigrantes sin distinción de raza en trabajos decentes, en becas de estudio, en el deporte y en la cultura. Mientras tanto, el papel de las administraciones y de las asociaciones para luchar contra el racismo es clave.
Respecto a los mensajes de odio, igual que en los medios deben existir códigos éticos para eliminar los clichés de los titulares y guías de actuación para bloquear comentarios despectivos y discriminatorios, en las redes sociales, como en todo espacio de convivencia, debe primar el respeto tanto para los gestores de comunidades como para los propios internautas. Hay que tener presente que los delitos de odio que más se registraron durante 2020 fueron por racismo/xenofobia (485), por delante de la ideología (326) y la orientación sexual e identidad de género (277).
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