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La batalla decisiva contra el coronavirus comenzó con la vacunación masiva de la población. Nuestro sistema inmune está siendo estimulado por vacunas con hasta un 95 % de eficacia frente a las armas del Covid que le da la propia naturaleza: su capacidad de mutar de forma totalmente aleatoria, un fenómeno que puede dar lugar a nuevas cepas de sí mismo que tengan ventajas para escapar de la vacuna.
Las nuevas cepas del Covid nos alejan de la inmunidad y ayudan a propagar todavía más la enfermedad
En los últimos días, varios estudios preliminares han mostrado que las vacunas pueden no funcionar tan bien con dos de las nuevas variantes detectadas: la de Sudáfrica y la de Brasil.
El primero de ellos, realizado por el virólogo David Ho de la Universidad de Columbia, descubrió que el suero de personas vacunadas con dosis de Moderna o de Pfizer era de seis a nueve veces menos potente contra la variante B.1.351 —la cepa detectada en Sudáfrica— y que el de personas previamente infectadas era de 11 a 33 veces menos potente contra esta misma variante.
Del mismo modo, investigadores en Sudáfrica han descubierto que los anticuerpos de seis pacientes recuperados de la Covid eran de seis a 200 veces menos efectivos para neutralizar la variante de este mismo país.
Para aumentar la inmunidad de la población frente al virus es clave que las vacunas desarrolladas mantengan su eficacia frente a las nuevas variantes
La versión del virus detectada en Brasil comparte con la sudafricana dos mutaciones probablemente causantes de estos efectos. Son apenas dos cambios de una letra por otra en el genoma del coronavirus, que tiene un total de 30.000 letras. Pero esos cambios se encuentran justo en la proteína S que el virus usa para anclarse a las células humanas, entrar en ellas y usar su maquinaria biológica para reproducirse.
Pese a esto, los científicos mantienen el optimismo y aseguran que las vacunas producidas por Pfizer y Moderna desencadenan niveles muy altos de anticuerpos, lo que probablemente compensa la disminución de la potencia frente a las nuevas variantes detectadas.
La empresa Moderna confirmó que según sus propios estudios las personas que han recibido su vacuna generan anticuerpos que son unas seis veces menos efectivos en neutralizar la nueva variante del virus. Las buenas noticias son que, aun así, la vacuna sigue siendo efectiva y probablemente evite que el coronavirus cause enfermedad.
Pfizer/BioNTech sostiene, tras realizar un análisis, que es "poco probable que la variante del virus del Reino Unido escape a la protección" que ofrece su vacuna, mientras que Moderna ya ha asegurado que comenzará las pruebas de fase I con dosis de la vacuna en las que se ha modificado el ARNm para incorporar las mutaciones de la variante sudafricana.
Otros fabricantes de vacunas, como Novavax, también está "probando sueros contra las nuevas cepas".
“Al final el SARS-CoV-2 habrá evolucionado tanto que las vacunas actuales ya no serán eficaces”, explica Paul Beniasz para EL PAÍS, virólogo de la Universidad Rockefeller y coautor de uno de los estudios sobre las nuevas variantes. “Pero este proceso”, advierte, “llevará probablemente años. “A medida que la gente se vaya inmunizando con la vacuna o con la infección habrá menos casos graves en hospitales. Esto no quiere decir que el virus cambie. Es muy improbable que evolucione para hacerse más o menos virulento. Al final terminaremos en una situación en la que todo el mundo se infectará de pequeño y volverá a infectarse más tarde, pero con unos síntomas muy leves o inexistentes”, explica.
Lo importante es que la población que puede morir de Covid ya estará vacunada
Es importante entender que esto probablemente les salve de sufrir coronavirus, pero posiblemente no evite que el virus entre en sus organismos y que lo puedan transmitir.
Otro trabajo reciente basado en un modelo matemático estima que con las vacunas actuales será imposible o inviable alcanzar la inmunidad de grupo.
La esperanza por la inmunidad ante las nuevas cepas está puesta también en los linfocitos T, claves en el sistema inmunitario. Según Antonio Bertoletti, inmunólogo de la Universidad Duke, estas células "pararán la expansión del virus de forma que solo tendrás un resfriado". Según explica, la mayoría de los fragmentos del virus que reconocen estos linfocitos están fuera de la proteína S —la llave de entrada a las células sanas—, por lo que las mutaciones de las nuevas variantes no afectarían a su capacidad de atacar al virus.
Los humanos estaríamos perdidos si solo fiamos nuestra inmunidad al virus en los anticuerpos. El sistema inmune consta de muchos tipos diferentes de células altamente especializadas.
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