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Escalada de tensión e inseguridad en la zona del Golfo Pérsico. Al parecer, las alarmas habrían sonado tras el ataque contra cuatro petroleros en las proximidades del estrecho de Ormuz. Una situación que pone de manifiesto lo frágil que es la seguridad en la región, en un momento en que la tensión entre EE.UU. e Irán alcanza máximos. Por su parte, Arabia Saudí afirmó ayer que dos de sus petroleros ham sido objeto de "sabotaje". Mientras que los otros dos buques tienen bandera emiratí y noruega, según publica La Vanguardia.
Daños de importancia
El ministro de Energía saudí, Jalid Al Falih, dijo que los barcos sufrieron “daños significativos”, pero no hubo víctimas. De hecho, en vídeos difundidos ayer se puede ver un hueco en la popa del barco noruego al nivel del agua. Las especulaciones sobre la autoría del ataque han desbordado las redes sociales de la región. Aunque por el momento las autoridades han asegurado que llevan a cabo una investigación en la que también participa Estados Unidos.
Este “acto de sabotaje”, tal como lo definieron los Emiratos Árabes Unidos, pone en evidencia que la más mínima equivocación puede terminar en un conflicto mayor. El ataque se dio en las cercanías del puerto de Fujairah, el único emiratí en el golfo de Omán, en la parte sur del estrecho de Ormuz, y uno de los principales de la región.
Mientras tanto, en Irán su ministro de Exteriores, Mohamed Javad Zarif, aseguró que este ataque era “preocupante y terrible” y llamó a que se investigara. En paralelo, su portavoz, Abbas Mousavi, hizo un llamamiento a los países de la región para que estén “vigilantes contra el aventurismo de agentes exteriores”.
Los iraníes no quieren guerra
Este ataque no puede ser tomado como un asunto menor por los iraníes, que se encuentran en medio de una escalada verbal con EE.UU. Si bien la presencia militar estadounidenses en la región es normal, en esta ocasión la escala verbal aumenta con los días.
“Un portaviones que lleva al menos 40 0 50 aviones y 6.000 hombres en su interior era una amenaza para nosotros en el pasado, pero ahora se ha convertido en una oportunidad”, aseguró el comandante de la división aeroespacial iraní, Amirali Hajizadeh. Concluyó que si los norteamericanos llevan a cabo cualquier movimiento, “les daremos en la cabeza”.
A pesar de las palabras de algunos comandantes, Irán sigue insistiendo que EE.UU. no está en capacidad de iniciar una guerra contra Irán. Así lo recordó el domingo en el Parlamento iraní durante una comparecencia a puerta cerrada el comandante en jefe de los Guardianes de la Revolución, el general Hosein Salami.
“Ni la inteligencia ni los militares estadounidenses quieren una guerra, ellos conocen las capacidades de Irán y saben que esto llevará a un desastre económico en toda la región que llevará años reconstruir”, explicaba ayer Mohammad Marandi, profesor de relaciones internacionales de la Universidad de Teherán.
Todas estas circunstancias hacen que un ataque como el que se llevó a cabo en cercanías del estrecho el domingo prendan las alertas sobre una escalada que luego sea imposible de detener. “La comunidad internacional tiene la responsabilidad compartida de proteger la seguridad de la navegación marítima y la de los tanques de petróleo y así mitigar las consecuencias adversas que dichos incidentes puedan tener el mercado energético y el peligro para la economía global”, aseguró el ministro de Energía saudí, Khalid al Falih.
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