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El 62 % de las personas con discapacidad encuentran “dificultades en el acceso o en el uso” de Internet, debido sobre todo a la falta de formación, al coste de la conexión y a la poca accesibilidad de las nuevas tecnologías, que no están adaptadas a las necesidades que implican los distintos tipos de discapacidad.
Así lo pone de manifiesto el segundo ‘Estudio sobre Brecha Digital y Discapacidad’ de la Cátedra de Brecha Digital y Diversidad Funcional (DicaTIC), promovida por la Universitat Politècnica de València (UPV) y la Consejería de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital de la Generalitat Valenciana.
Las conclusiones principales del estudio se presentaron este jueves en la jornada ‘Brecha digital y discapacidad: Retos de investigación’ organizada por la UPV, que contó con representantes institucionales, de organizaciones que trabajan con personas con discapacidad y expertos en diferentes ámbitos relacionados con la investigación y el desarrollo de tecnologías accesibles en Internet.
Desarrollada entre marzo y julio de 2021, en la investigación participaron más de 430 personas con distintos tipos de discapacidad, así como expertos y representantes de la mayoría de las asociaciones del sector en la comunidad. Sus conclusiones se basan en una gran encuesta, en análisis de expertos y en varios grupos de discusión, según recoge Servimedia.
La mayoría de las personas con discapacidad entrevistadas destacaron “los positivos impactos” de las nuevas tecnologías en Internet en sus relaciones sociales, acceso a formación y ocio, realización de gestiones a distancia y su desarrollo y ejercicio profesional.
Reclaman una mejora de la accesibilidad a Internet "desde un principio"
Sin embargo, reclaman una mejora de la accesibilidad a las nuevas tecnologías, aplicaciones e Internet para que "sean realmente inclusivas". Es decir, no se trata de desarrollar tecnologías especializadas en los problemas o necesidades de cada colectivo, sino de que "estén diseñadas y adaptadas desde un principio para que puedan ser utilizadas por todas las personas, con y sin discapacidad", puntualiza el trabajo.
En cuanto al uso, el 53,1 % de los encuestados prima el uso de aplicaciones frente al de páginas web, con predominio de las app relacionadas con ocio y cultura y aquellas que permiten la comunicación entre las personas. Les siguen las aplicaciones centradas en salud y educación y, a continuación, las relacionadas con el transporte, el turismo y las necesidades profesionales.
Aunque la mayoría de las personas con discapacidad que han participado en el estudio "se encuentran bien preparadas tecnológicamente", un 4,3 % no dispone de conexión a Internet en su domicilio; el 30,5 % afirma que no tiene smartphone propio, y un 64,9 %, tampoco tablet. El 19 % carecen de cuenta de email y el 69,7 % de firma digital.
Además, cerca del 59 % de los entrevistados tampoco tienen cuenta bancaria digital propia y hay un uso muy bajo de cuentas de compra en Internet, debido sobre todo a la desconfianza o temor que generan en estos colectivos las transacciones económicas online.
Aparte de la brecha social que pueden sufrir las personas con discapacidad en multitud de esferas, por ejemplo, en materia de educación, deporte o acceso al empleo, las empresas y administraciones han de romper las posibles barreras que puedan presentar los servicios y tecnologías de la red, sin las cuales cada vez es más difícil desenvolverse en una economía cada vez más digital, en aras de construir el mundo sin desigualdades que clama Naciones Unidas en sus Objetivos de Desarrollo Sostenible.
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