Lectura fácil
¿Quién no ha oído hablar alguna vez de las Smart Cities? La mayoría de nosotros, independientemente de donde seamos, hemos escuchado en más de una ocasión cómo la tecnología va a mejorar la gestión de nuestras ciudades y, en este post relacionado con el ODS 11 sobre ciudades inteligentes, no podían faltar los organismos y compañías que trabajan duro para hacer, de mucha Ithaca, una ciudad inteligente en Estados Unidos.
Y es que el reto no es poca cosa. Según las previsiones de la ONU, en 2025 el 70 % de la población mundial vivirá en ciudades. Para que se hagan una idea de la magnitud, dentro de seis años seremos unos 8.100 millones de personas en este mundo, lo que supone que 5.670 millones viviremos en los cerca de dos millones de ciudades de más de 100.000 habitantes que existen. ¡Ahí es nada!
Obviamente, para evitar que vivamos todos hacinados en espacios reducidos y lúgubres y rodeados de basura, las ciudades tienen que invertir para mejorar la calidad de vida de sus habitantes, reducir el coste energético y el impacto medioambiental.
La administración de la ciudad neoyorquina de Ithaca ha recurrido a inversores privados para poder descarbonizar miles de edificios residenciales y comerciales, un caso exitoso de colaboración entre diferentes actores que podría servir de ejemplo a otras urbes cuyo presupuesto no alcanza para la necesaria adaptación climática.
Ithaca, el mítico destino de Ulises en La Odisea
Con una población fija de apenas 30.000 habitantes, esta urbe situada a orillas del lago Cayuga es fundamentalmente conocida por albergar la sede de la Universidad Cornell, institución académica de la prestigiosa Ivy League que cuenta con unos 20.000 estudiantes y se sitúa en el centro de la vida social y cultural de Ithaca. Sin embargo, tal como apunta El Ágora Diario, el empeño de su administración ha llevado a este pequeño territorio a codearse con las metrópolis más desarrolladas en cuanto a sostenibilidad, gracias a un modelo de renovación y descarbonización de edificios basado en la colaboración público-privada que está compensando el escaso músculo económico de la administración local con inversores llegados de todo Estados Unidos y podría servir de ejemplo para otras urbes similares.
Reproduciendo literalmente su historia, todo comenzó en 2019, cuando el alcalde de Ithaca, el demócrata Svante Myrick, decidió que su ciudad debía a pesar de su pequeño tamaño tener un papel de liderazgo en la lucha contra el cambio climático e imitar a otras muchas grandes urbes que han hecho de la sostenibilidad su razón de ser.
Por este motivo, la administración adoptó un Green New Deal en el que se detallaba su apuesta por una movilidad más sostenible, mejores espacios verdes y un comercio de proximidad que aprovechara la agricultura del entorno, objetivos que forman parte de la estrategia de futuro de muchas grandes ciudades. Sin embargo, la parte más ambiciosa del plan no eran las bicicletas o los parques, sino una transformación que exige una inversión mucho mayor: descarbonizar de miles de edificios comerciales y residenciales de propiedad privada en toda la ciudad.
En concreto, la renovación de las edificaciones es el principal punto del objetivo climático último de Ithaca, que pasa por eliminar o compensar todas sus emisiones de carbono para 2030.
Los edificios representan casi el 40 % de las emisiones de carbono de EE.UU.
Actuaciones como la instalación de sistemas de calefacción eléctrica, paneles solares y almacenamiento de baterías, así como la reducción del uso de energía y la ecologización de la red eléctrica, prometen abordar este contribuyente significativo al cambio climático que a menudo se pasa por alto.
Todos queremos vivir en ciudades seguras, en las que podamos ganar tiempo en los desplazamientos, que reduzcan a la mínima expresión los niveles de contaminación y que gestionen de la manera más eficiente posible sus recursos energéticos.
En resumen, todos queremos vivir en ciudades sostenibles y saludables que mejoren nuestra existencia y nos permita disfrutar de nuestra vida laboral y personal.
El camino tomado por Ithaca podría ser un modelo para otras ciudades, ya que muchas de ellas todavía tienen problemas para establecer planes que permitan descarbonizar sus edificios de manera masiva. Pero todavía quedan algunos retos por superar.
¡Bienvenidos a las ciudades del futuro!
Añadir nuevo comentario