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El gobierno de Corea del Sur y el International Business District se plantearon a principios del año 2000, crear una alternativa a la sobresaturación de Seúl, la capital del país. Es así como surgió la Songdo, una ciudad diseñada desde cero con el propósito de ser inteligente, ecológica, tecnológica y en general un ejemplo a seguir.
Songdo, una de las ciudades del futuro
Vivir en Songdo, a unos 40 km de la superpoblada y caótica Seúl, debería ser el paraíso. No hay coches, es una ciudad inteligente donde hasta la basura se recicla sola sin necesidad de camiones.
Alrededor de 2018 había unos 70.000 residentes según recogió SCMP. Con una ciudad completamente monitorizada y llena de sensores, el sistema es capaz de avisar a cada habitante cuándo debería salir para que no se provoquen atascos o si hay inconvenientes que hagan la ruta más larga.
El empeño de Corea del Sur en convertir Songdo en la ciudad del futuro, a pesar de todo, no cesa. Para ello Songdo va a jugar un papel importante, será un clúster biotecnológico. En otras palabras, quieren que las grandes empresas de investigación y desarrollo biotecnológico se ubiquen en la ciudad.
Samsung Biologics y Celltrion han anunciado la inversión de más de 1.500 millones de dólares en sus nuevas oficinas y laboratorios en Songdo. Cifra que también espera invertir el propio gobierno en la industria de la biosalud durante 2021.
De todos modos habrá que esperar unos años más para ver si efectivamente las inversiones se hacen realidad y si sobre todo se llena la ciudad de habitantes.
La ciudad vive de cara al parque central, un inmenso oasis con lagos
Pero sobre todo, hablamos de una urbe conectada: las casas reflejan en un panel el consumo eléctrico al minuto, existen cientos de cámaras que permiten saber cuántos coches han cruzado el puente que conduce a la ciudad y el tráfico se ordena a través de un centro de control automatizado.
Una de las características que hace a Songdo una ciudad casi única en el mundo es su extenso e innovador sistema de tratamiento de residuos, tanto sólidos como líquidos. El sistema de aprovechamiento de aguas grises, por ejemplo, es especialmente importante por su amplitud: todos los edificios de la ciudad coreana tiene contenedores en el techo para recoger el agua de lluvia, que luego se usa de regreso a la ciudad para abastecer edificios comerciales, descargar inodoros, regar los parques y lavar las calles.
Este sistema de tanques de almacenamiento de aguas grises permite no solo reducir sus costos de agua y alcantarillado, ya que las aguas residuales también se procesan y reutilizan en parques e instalaciones industriales, sino cumplir ambiciosos objetivos a nivel ambiental. En este sentido, otra área para la conservación del agua es el canal artificial de casi tres kilómetros de largo que recorre la ciudad, que tiene un sistema mediante el cual se saca el barro y la arena del agua del océano y el canal, que se se recircula constantemente con agua limpia del océano.
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