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La identidad personal se construye en gran medida por el trabajo que desempeñamos. Por eso la jubilación supone un aumento de la ansiedad: hay incertidumbre sobre cómo será la vida sin tener que afrontar horarios y obligaciones, sin relacionarse con los compañeros, sin el mismo estatus social y, probablemente, con peor poder adquisitivo. En el mundo desarrollado, se toman los 65 años como indicador de retiro, pero eso no tiene por qué ser siempre así.
El 40 % de las personas se jubilan antes de los 65 años
En España, según datos que maneja TK Home Solutions, la compañía líder en salvaescaleras para el hogar, el 40 % de las personas se jubilan antes de los 65 años debido a regulaciones de su empresa, a los muchos años trabajados, por realizar tareas penosas, peligrosas o insalubres o por una enfermedad o accidente.
Por otro lado, la edad legal de jubilación está sufriendo un incremento gradual de dos años. Actualmente, es posible jubilarse con 65 años si se tienen 37 años y 6 meses de cotización. También se puede seguir en activo después de la edad reglamentaria, aunque solo el 2 % de los españoles que podrían jubilarse no lo hacen.
Asociar la jubilación con la ancianidad lleva a la sociedad a perder un recurso muy valioso de personas cualificadas y con amplia experiencia que podrían continuar aportando mucho en campos como la docencia, la investigación, la creatividad o los programas de mentoring de nuevos trabajadores.
La Seguridad Social ofrece la posibilidad de mejorar la pensión en un 4 % por cada año que se continúe trabajando o bien cobrar de golpe esa cantidad al jubilarse. También es factible cotizar un año más para luego pasar a percibir el 50 % de la pensión y seguir trabajando en el sector privado a tiempo completo o parcial, por cuenta ajena o propia y sea cual sea la retribución percibida.
Por este motivo, muchos trabajadores se están planteando qué es mejor, dejarlo ya o seguir unos pocos años más trabajando. Las ventajas y los inconvenientes de jubilarse están muy relacionados con cada persona y con la satisfacción con el trabajo.
¿Cuáles son las ventajas de la jubilación?
- Cobrar sin trabajar. La media de las pensiones por jubilación en agosto de 2022 es de 1.255 euros. Pero pasar a tener una paga mensual, aunque sea baja, es lo más valorado, sobre todo por aquellos que han tenido una vida de incertidumbre como autónomos sin vacaciones pagadas, con el implacable vencimiento de su cuota a la Seguridad Social y sin pagas extras.
- Descuentos. Existen multitud de descuentos para jubilados en transportes, viajes, cines, teatros, museos, para hacer deporte o incluso para estudiar
- Más tiempo libre. No estar obligado a fichar, no angustiarse por agotar todos los días de vacaciones antes de que acabe el año y disfrutar de libertad horaria son los principales atractivos de la jubilación.
- Posibilidad de dedicarse a las aficiones. A menudo, durante la vida laboral y el cuidado de los hijos, aparcamos las aficiones que nos gustaría haber desarrollado: aprender a jugar al tenis, estudiar historia, organizar nuestro archivo fotográfico…
- Vida familiar para bien. Las parejas que han echado de menos disfrutar de sus hobbies o actividades pueden ahora tener tiempo para estar juntos, para ver a los hijos o pasar más tiempo con los nietos.
- Elegir dónde vivir. Mucha gente reside en una ciudad por motivos familiares, pero en cuanto puede está deseando irse al campo, a un pueblecito o a la playa. Al jubilarse uno puede cambiar de residencia y buscar ese lugar con el que ha estado soñando años, o incluso irse a otro país, ya que la pensión se sigue cobrando aunque vivamos en el extranjero.
- Viajar en cualquier época del año. Cuando uno está jubilado se puede viajar en cualquier época del año a cualquier sitio, y además, con mejores precios y descuentos por serlo.
- Salud y bienestar. Cuando uno se jubila su estado de salud mejora, además de disminuir el estrés y la depresión, el estilo de vida pasa a ser más saludable y, al tener más tiempo libre, es más fácil hacer ejercicio regularmente.
Inconvenientes a la hora de no trabajar
- Disminución de los ingresos. Es el principal problema al que todo el mundo se refiere: hay temor a no poder adaptarse a una reducción de ingresos, a un menor poder adquisitivo.
- Aislamiento. Da igual que los compañeros nos hagan la fiesta de despedida más sonada de la historia, al cabo de poco tiempo nos habrán olvidado y cada vez las citas y las llamadas serán más espaciadas. La mayoría de las relaciones sociales suelen nacer del ámbito profesional, y es casi seguro que se irán distanciando.
- Pérdida del estatus social. Cuando se está en activo es posible tener ciertas ventajas y prestigio por ser médico, periodista, profesor… Después, aunque el pasado haya sido glorioso, uno se convierte en jubilado.
- Vida familiar para mal. Para muchas personas la jubilación se convierte en un tormento porque pasan a estar disponibles para la familia y esta no siempre respeta su libertad ni sus gustos. Si no se gestiona bien, puede suponer una fuente de conflicto en la familia: convertirse en un abuelo canguro no es lo mismo que echar una mano a los hijos.
- Demasiado tiempo libre. Hay personas que se han involucrado tanto en su trabajo, o que han hecho de él su total forma de vida, que cuando dejan de trabajar no saben qué hacer y acaban por no saber gestionar su tiempo libre.
- Peor salud. Al jubilarse, se incurre también en prácticas poco recomendables, principalmente el sedentarismo, además de comer más y a deshoras también puede provocar síntomas depresivos acompañados de una mayor ingesta de alcohol y tabaco.
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