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El naufragio de Podemos llevaba tiempo fraguándose, aunque desde su ejecutiva, lejos de ser precavidos, han optado por la decisión probablemente menos acertada. Justo después del batacazo de la formación morada tanto en las elecciones generales como en las autonómicas y municipales, los de Pablo Iglesias se compran una nueva sede.
¿Les salen las cuentas?
Así es, y lo más insólito y sorprendente de todo es que los de Podemos han pagado al contado dos millones de euros por un edificio en el que tendrán que gastarse unos 600.000 euros en su acondicionamiento. ¿Están gestionando bien sus cuentas en Podemos?, ¿Son conscientes de que a lo mejor ahora deben optar por "recortar" su presupuesto?
Como decimos, Podemos ha pagado cerca de dos millones de euros por la compra de su nueva sede, situada en el número 8 de la Calle Francisco Villaespesa, en Madrid, según revelaba este fin de semana Okdiario. Por lo que la formación salta de alquilar las dos plantas de su actual sede situada en Princesa 2 a comprar una superficie de casi 2.180 metros cuadrados con garaje y tres plantas.
Se podría decir que los de Podemos se han venido arriba y han tirado de cartera porque no hay constancia de que el inmueble esté hipotecado lo que, según Okdiario.
Asimismo, según explica el documento publicado en la web de la formación, las obras de reforma del nuevo espacio alcanzan los 650.000 euros. Y es que todo es demasiado difícil de entender, puesto que Podemos se muda a una sede mucho más cara en un momento en el que va a recibir mucho menos dinero.
¿Un giro inesperado?
Una manera de dar explicación es que lo que ha sucedido no estuviera contemplado. Es decir, quizá no esperaban el descalabro electoral del 28 de abril, por el que perdieron 29 diputados en el Congreso y su representación en el Senado, y la sede ya estaba comprada.
Sea como fuere, los de Iglesias tendrán que ajustar sus presupuestos tras una pérdida de alrededor de 1,5 millones de euros en subvenciones. Lo que ocurre es que el "chasco" les ha venido por partida triple porque no quedó su derrota en las generales, sino también en autonómicas y municipales. Unos comicios nada bien avenidos por la formación morada, que ha perdido presencia y esencia en gran parte del territorio nacional. Por si fuera poco, el partido se desmorona y se enfrenta a su mayor crisis ante un Pablo Iglesias que se niega a dimitir.
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