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Madrid, 28 sep (EFE).- Las carreras populares, un tipo de prueba de enorme crecimiento en los últimos años, no se escapan a la transformación digital que ha llegado hasta a los dorsales, convertidos en una pieza más de información con hasta ocho variables diferentes y un chip para el control individual de cada corredor.
"Todo el mundo se queda con que el dorsal es lo que tenemos para correr, pero hay mucho más detrás", resume en conversación con EFE Gabriel Sola, gerente de la empresa donostiarra Grupo Delta, que surge de dorsales a los 35.000 corredores de la popular carrera de 20 kilómetros Behobia-San Sebastián.
Para la próxima edición, que saldrá de la localidad irundarra el domingo 11 de noviembre, la compañía de impresión tiene que organizar más de 280.000 datos diferentes, ocho por cada uno de los inscritos en esta prueba.
"No solo es el nombre y el número de cada corredor, también la hora de salida, el número que identifica a cada grupo de salida, el color que varía en función del tiempo realizado en otras carreras, o el patrocinador, que no es el mismo para todos", enumera Sola.
Así, algo en apariencia tan sencillo como un dorsal se convierte en un verdadero puzzle de información: al nombre y número de cada uno se le asocia un color diferente en función de los tiempos en anteriores pruebas, hay un número que marca la consigna que debe utilizar, se incluye la hora de salida que está ordenada por tiempos, y los patrocinadores pueden elegir qué rango de números apoyar.
"En una carrera como la Behobia puedes tener unos 16 faldones diferentes, y con cada color pueden terminar siendo unos 48 patrocinadores diferentes", apunta Sola.
Incluir tantas marcas en un anuncio tradicional o en un dorsal diluye completamente el impacto que puede obtener el anunciante, de manera que lo que hacen es vincular a cada patrocinador a un grupo de corredores.
"Así pueden patrocinar colores diferentes, poner tu marca en los más rápidos o en los menos, que son los que más esfuerzo emplean en la prueba", añade el responsable de la compañía de impresión de esta tradicional carrera, que va por su edición número 54.
Junto a todo esto, se incorpora el chip digital que permite a los organizadores medir el tiempo que ha realizado cada uno de los participantes al ser detectado en la salida y en la meta.
¿Cómo se puede organizar toda esta información para que aparezca correctamente vinculada en cada uno de los 35.000 dorsales? Ahí entra en juego la tecnología del dato variable, la que permite transformar las listas de inscritos que entrega la carrera en un lenguaje que se lleva a impresión.
"La preinscripción de la carrera se realiza desde marzo, y nosotros en agosto ya imprimimos parte de los dorsales. Los 15.000 primeros ya están un mes antes y durante las últimas semanas se envían todos para su distribución", detalla Gabriel Sola.
Su empresa lleva ya una década trabajando con la Behobia-San Sebastián, cuyos organizadores "se han dejado asesorar", según este empresario, que ya tiene claro cuáles serán sus siguientes pasos.
El primero será eliminar el único aspecto no automatizado del proceso: el pegado del chip de localización de cada corredor, que elabora otra empresa, a cada dorsal.
"Estamos en un proceso con otra empresa, Tecnalia, para imprimir la antena del chip con tintas de plata. Ese será el siguiente paso, pero será en un par de años. De momento y con la tecnología actual, es mejor hacerlo de forma separada", apunta.
La segunda innovación que plantea sería un código QR que incluya un vínculo a los datos médicos de cada corredor, de manera que permita su atención sanitaria en caso de necesitarla, que no han puesto en marcha de momento por los permisos de protección de datos, pero que técnicamente sería posible.
Para Grupo Delta, la impresión relacionada con el deporte puede ser un 35 % de su facturación anual, asegura Gabriel Solá, que se define como "corredor", una pasión que le llevó a encontrarle su lado de negocio.
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