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Bruselas, 19 feb (EFE).- La Unión Europea puede elevar hasta el 34 % su objetivo de energía renovable en 2030 si incrementa las inversiones de 48.405 y 58.893 millones de euros al año, esfuerzo que situaría a la UE en mejor posición para alcanzar sus compromisos para 2050 reflejados en el Acuerdo de París.
Esa es la conclusión principal de un estudio elaborado por la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA, por sus siglas en inglés) que fue presentado hoy por la Comisión Europea (CE), una semana antes de que la UE entre en la fase final de negociación de su revisión legislativa sobre energías limpias.
El porcentaje de renovables en el mix energético de la UE en 2010 era del 12,9 %, tasa que avanzó hasta el 16,7 % en 2015 y que debería alcanzar el 20 % en 2020, según los objetivos medioambientales de la Unión Europea, que van camino de cumplirse.
El Parlamento Europeo quiere fijar la cuota mínima de renovables en al menos el 35 % en 2030, muy por encima del mínimo del 27 % que piden los Estados miembros y también superior al 30 % que propone la Comisión Europea.
El estudio de IRENA argumenta que un nivel cercano a las ambiciones de la Eurocámara es factible y deseable, pero requeriría una inversión acumulada de unos 349.362 millones de euros en la próxima década, lo que representaría el 0,3 % de PIB actual de la UE.
Esa agencia intergubernamental recuerda en su informe que las inversiones en renovables en la UE casi se doblaron entre 2007 y 2011, coincidiendo con un período de fuerte crecimiento económico y pasando de 54.000 a 100.000 millones de euros en esos cuatro años, pero entre 2013 y 2016 volvieron a caer hasta los 48.410 millones de euros al año de media.
"De la implementación completa de todas las opciones energéticas renovables podría resultar un ahorro neto estimado de unos 20.170 millones de euros en 2030", apuntan los expertos, que consideran además que tres cuartos de las nuevas instalaciones tendrían un coste-eficiencia mayor que la tecnología sustituida.
Los autores reconocen que ese ahorro podría verse mitigado por "costes adicionales para la modernización de las redes eléctricas o un escenario de precios del crudo bajos o estancados".
Pero incluso en esos contextos, los gastos seguirían pensando "menos que los beneficios cuando se tienen en cuenta externalidades" como la mejora del medioambiente y la salud de los ciudadanos pues se reduciría la contaminación del aire, factor al que se le atribuyen anualmente 400.000 muertes prematuras en la UE.
Si se computa el valor económico agregado de los daños sanitarios y medioambientales evitados con una implementación acelerada de renovables se situaría entre los 41.951 y los 107.284 millones de euros al año.
Además, el esfuerzo medioambiental se notaría positivamente en el empleo en el sector de la energía renovable, que actualmente da trabajo a 1,2 millones de personas en la UE.
El director general de IRENA, Adnan Amin, subrayó que los objetivos que actualmente tiene marcados la UE pueden resultar conservadores.
"La innovación se ha acelerado en el sector de la energía y los vehículos eléctricos casi han llegado a la rentabilidad comercial", indicó Amin, quien también citó la competitividad de las baterías de almacenamiento eléctrico o las opciones que aportan los macrodatos para evaluar con precisión los escenarios como nuevas herramientas en las que sustentar una mayor ambición.
En la misma línea se pronunció el comisario europeo de Energía y Acción Climática, Miguel Arias Cañete, quien declaró que "el desarrollo de las energías renovables juega en nuestro favor" para buscar objetivos más ambiciosos.
Por su parte, y a una semana de que arranque la negociación legislativa final sorbe renovables entre la CE, la Eurocámara y el Consejo, el eurodiputado socialista José Blanco, ponente en el Parlamento Europeo sobre renovables pidió "formalmente al Consejo que revise su propuesta" del 27 % para 2030.
"Se aleja del acuerdo de París y no está en sintonía con lo que propone IRENA ni con nuestros objetivos", dijo Blanco, quien advirtió de que los representantes de los Estados miembros en la inminente negociación "tienen que ponerse las pilas".
"Hay muchos intereses en juego, pero hay uno que debe de prevalecer sobre cualquier otro, que es el interés en el futuro del planeta", señaló el eurodiputado.
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