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Los has visto en la prensa, en la tele e incluso habrás caminado frente a ellos. Esa famosa pareja de leones que custodia y controla la puerta del Congreso de los Diputados tiene nombre.
Ejecutados en el año 1865 por el escultor Ponciano Ponzano, desde su llegada a la capital estos dos felinos fueron bautizados con dos nombres muy representativos para la historia de la capital.
Daóiz y Velarde, los nombres de los capitanes y héroes de los levantamientos del 2 de mayo de 1808 son los que se pusieron a estos ilustres leones.
En concreto si tenemos la fachada de frente, el león de la izquierda sería Velarde y el de la derecha Daoíz. ¡Pero ojo! Que aquí no termina el asunto de los nombres ya que también se les acuñaron unos nombres no oficiales: ‘Benavides’ y ‘Malospelos’.
Ahora sí, hechas las presentaciones, no dudéis en llamarles por su nombre la próxima vez que los veáis. Os lo agradecerán.
La pareja de leones del Congreso de los Diputados es una de las obras más famosas de la ciudad de Madrid
Seas turista o ciudadano, madrileño o no, seguro que han sido varias las veces que has pasado por delante de las puertas del Congreso de los Diputados, ya que está en un lugar bastante céntrico y de tránsito en la ciudad.
Además, debido a la importancia de lo que sucede en su interior, son muchas las ocasiones en las que sale en la televisión y otros medios de comunicación.
Uno de los símbolos más icónicos de este gran edificio son los dos leones que custodian la entrada, situados a ambos lados de la escalera delante de la puerta.
Para hablar sobre su historia tenemos que retroceder al Madrid de principios del siglo XIX. En una España incipientemente constitucional, se decide construir en la Carrera de San Jerónimo el Congreso de los Diputados, un sitio donde los parlamentarios pudiesen debatir lo asuntos políticos. El lugar elegido será el antiguo solar que dejó el convento del Espíritu Santo tras un incendio que arrasó con él.
Isabel II colocó la primera piedra del Congreso en 1843, y de cuyo proyecto se encargaría Narciso Pascual Colomer, acabándolo en 1850. La escalinata del Congreso se remató con un par de farolas que dejaban al conjunto un poco desangelado. Es en este momento y a petición de los parlamentarios, cuando se decide colocar un par de leones, símbolo de la monarquía, que custodiarían de manera eterna el santuario de la política española, dotándolo de mayor empaque y solemnidad.
En un primer momento, la fachada del edificio del Congreso de los Diputados se construyó con dos farolas en el lugar en el que hoy hay dos leones
Esta imagen no convencía a la mayoría de personalidades de las Cortes y se decidió colocar una figura que denotase mucho más poder y fortaleza representando la esencia del pueblo español, así se eligió la figura del león.
El primer encargo de las figuras se hizo a Ponciano Ponzano y Gascón, también, autor del frontispicio del Congreso. La falta de presupuesto para los materiales desembocó en dos obras de buen aspecto que contentaron a la mayoría, pero que, con el paso del tiempo, no aguantaron los efectos meteorológicos de encontrarse al aire libre y se deterioraron en pocos años.
A priori se reconoce que son machos, ya que los dos cuentan con una imponente melena, propia de este sexo
Algunas fuentes dicen que el nombre real de los animales es uno masculino y otro femenino, Hipómenes y Atalanta, héroe y heroína de la mitología griega, que según la leyenda fueron convertidos en leones y condenados a no mirarse nunca más entre ellos. Esto también daría respuesta a por qué cada león mira para una dirección diferente.
Y es que la cuestión sobre el género de las bestias se acrecentó en el año 1985, para restaurar las esculturas, siendo este el único momento en el que se han movido de su pedestal. Fue entonces cuando se descubrió que uno de los leones contaba con genitales propios del sexo masculino pero el otro no. Un hecho que sigue creando misterio ante dos figuras tan famosas de Madrid.
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