Las residencias de mayores han sido uno de los mayores focos de Covid-19

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27/11/2020 - 11:54
Las residencias son uno de los mayores focos de Covid-19

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Las residencias de mayores han sido uno de los mayores focos de Covid-19. Así lo refleja Servimedia en un estudio que ha realizado la Organización de Consumidores (OCU) junto a Euroconsumers. La encuesta se ha realizado a personas que tienen algún familiar viviendo en una residencia para conocer cómo ha impactado esta situación en aquellos centros. El estudio ha reflejado la edad media que tienen estas personas que se encuentran conviviendo en estos centros.

El estudio ha reflejado que la media de edad de los residentes es de 82 años. Sin embargo, estas personas no tienen una estancia muy larga. El estudio recalca que la media de estancia es de cuatro años y que ingresan cuando ya tienen problemas graves y un tercero no puede hacerse cargo de ellos.

¿Cuántos mayores han sido sometidos a una prueba de Covid?

El estudio refleja que solo el 83 % de los consultados ha sido puesto a disposición para que se le realice una prueba de Covid. El 13 % de ellos resultó positivo y durante la pandemia murieron el 10 % de familiares de los encuestados. Dentro de ese porcentaje, el 41 % falleció a causa del coronavirus y el 34 % por otras razones, aunque lo más “preocupante” para los familiares es que para el 25 % restante no quedó claro que la causa del fallecimiento fuera el coronavirus.

¿Qué diferencias podemos encontrar entre la primera fase de la pandemia y esta?

El Covid-19 nos ha privado de muchas cosas: lo primero que nos quitó fue aquellas fiestas que eran tan famosas durante la primera parte del año. Tras aprobar el primer estado de alarma, una de las primeras fechas que se cayó fue la Semana Santa, un gran empujón para la contratación de servicios temporales y turismo. A ello se unió la Feria de Abril y antes las Fallas de Valencia.

La Comunidad de Madrid registro 6 000 mayores fallecidos en residencias / El Confidencial

Durante esas primeras semanas de estado de alarma, el Covid-19 privó de vivir sus últimos días sobre todo a nuestros mayores. Seguro que su mayor ilusión sería poder conocer a aquel nieto que nacería en verano o ir a esa boda en la que se casa su nieta. También cayeron algunos sanitarios hospitalizados. Los técnicos de ambulancia y los médicos de Unidades de Cuidados Intensivos sufrían en primera persona la crueldad del Covid-19.

Las primeras semanas marcaron un antes y un después en el sistema sanitario: colapso de hospitales y las residencias bajo mínimos eran los principales lugares donde se anotaban los fallecidos por esta enfermedad. Tras una primavera para olvidar, mayo y junio fueron elegidos para una desescalada donde quien esperaba como loco la apertura era el sector turístico, que cerró aquel 14 de marzo y seguía haciendo frente como podía a aquellas facturas mensuales.

¿El verano fue realmente un respiro?

Creo que deberíamos hacernos esta pregunta ahora, en noviembre y a pocas semanas de terminar este atípico y aciago 2020. Creo que cualquier adjetivo que decidamos ponerle será acertado. ¿Aquellas vacaciones merecieron la pena? La respuesta creo que puede ser un rotundo NO. Se abrió el turismo de manera incontrolada sin controles en los aeropuertos, sin pedir PCR negativos para poder frenar la pandemia a la vez que hacíamos gala de ofrecer un turismo y un ocio seguro.

La diferencia con la primera fase de la pandemia es que antes la edad de los hospitalizados era de personas mayores e incluso de tercera edad. Ahora, la media de edad de los hospitalizados se sitúa en torno a los 40 años. ¿Merecemos que nos digan que hay que salvar la Navidad? ¿En serio vamos a caer en esa trampa? No lo merecemos.

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