El Mediterráneo perdió el 70% de su agua hace 5,5 millones de años, según estudios

El mar Mediterráneo experimentó una drástica pérdida de agua hace entre 5,97 y 5,33 millones de años, durante un evento geológico conocido como la crisis de salinidad messiniense. Este episodio, uno de los más significativos en la historia geológica de la región, resultó en la desaparición de hasta el 70 % de su volumen de agua, transformando la zona en una enorme cuenca salina. Este fenómeno, hasta ahora poco comprendido, ha sido objeto de un reciente estudio realizado por un equipo internacional de científicos de Francia, Israel, Italia, Países Bajos y el Reino Unido, quienes han revelado nuevas evidencias sobre las dos fases que marcaron esta catástrofe ambiental.

La evaporación extrema y las dos fases del evento

El estudio, publicado en la revista Nature Communications, se basa en el análisis de los isótopos de cloro contenidos en la sal extraída del fondo marino mediterráneo. Estos isótopos han permitido a los investigadores reconstruir las dos fases de la crisis de salinidad messiniense. La primera fase, que duró aproximadamente 35.000 años, estuvo marcada por la deposición de sal en la cuenca oriental del mar Mediterráneo. Este fenómeno se debió a la restricción del flujo de salida del agua del Mediterráneo al Atlántico, lo que resultó en la acumulación de agua salada, conocida como salmuera.

Durante esta fase, el mar Mediterráneo ya estaba sufriendo una importante evaporación, pero el proceso de desecación fue relativamente lento. Sin embargo, la segunda fase fue mucho más dramática. En un período de menos de 10.000 años, el nivel del mar del Mediterráneo descendió rápidamente debido a una acelerada evaporación. En la parte oriental del Mediterráneo, el nivel del mar cayó hasta 2.100 metros, mientras que en la zona occidental se redujo en unos 850 metros. Este descenso vertiginoso transformó el paisaje mediterráneo, generando una gran cuenca salina que, con el tiempo, dio lugar a la acumulación de un millón de kilómetros cúbicos de sal.

Consecuencias geológicas y climáticas globales

El impacto de la crisis de salinidad messiniense fue monumental no solo a nivel local, sino también a nivel global. La drástica caída del nivel del mar tuvo consecuencias devastadoras para la fauna terrestre que habitaba en la región. Muchas especies quedaron atrapadas en un entorno extremadamente árido, lo que provocó una extinción masiva de animales que dependían del ecosistema marino para sobrevivir.

Además, el descenso del nivel del mar generó una gran depresión en la corteza terrestre, lo que causó erupciones volcánicas localizadas en la región mediterránea. Estas erupciones, a su vez, produjeron efectos climáticos globales debido a la liberación de gases volcánicos y partículas que alteraron las condiciones atmosféricas a nivel planetario. Los científicos creen que este evento pudo haber sido uno de los factores que contribuyó al enfriamiento global de la época, un fenómeno que tuvo repercusiones en los climas de otras regiones del mundo.

Lecciones para el futuro: el estudio del mar Mediterráneo y sus cambios climáticos

Este estudio ha revelado importantes lecciones sobre cómo los eventos geológicos pueden modificar el paisaje y el clima de un área en un corto período de tiempo. Aunque las circunstancias que llevaron a la crisis de salinidad messiniense son únicas, el análisis de estos eventos puede ayudarnos a comprender mejor las posibles consecuencias del cambio climático en la actualidad. La acelerada evaporación del mar Mediterráneo en el pasado subraya la vulnerabilidad de los ecosistemas acuáticos frente a los cambios en los patrones climáticos y cómo estos pueden alterar drásticamente el equilibrio de la biodiversidad.

Además, este descubrimiento refuerza la importancia de seguir investigando los procesos geológicos y climáticos del pasado para poder anticipar los efectos futuros del cambio climático. La crisis de salinidad messiniense, un evento que transformó radicalmente el mar Mediterráneo hace millones de años, nos recuerda que los cambios en el medio ambiente pueden ser rápidos y devastadores, con repercusiones que van más allá de lo que podemos prever.