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Científicos de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), en colaboración con investigadores del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid, han contribuido al desarrollo de innovadores nanomateriales diseñados para eliminar de manera selectiva un tipo específico de células del sistema inmunitario que desempeñan un papel clave en la progresión del cáncer, logrando así ralentizar su avance.
De acuerdo con la UPM, el equipo ha creado un nanosistema único que puede cargarse con diversas combinaciones de agentes terapéuticos, abriendo nuevas posibilidades para la creación de nanomedicinas personalizadas dirigidas a tratar diferentes tipos de cáncer.
Una nueva estrategia para combatir el cáncer al atacar macrófagos asociados a tumores
Este estudio ha resultado en la producción de nanomateriales avanzados capaces de atacar selectivamente a los macrófagos asociados a tumores, células inmunitarias “reprogramadas” para favorecer el crecimiento del cáncer. Al mismo tiempo, estos materiales ayudan a restaurar los niveles normales de oxígeno en los tejidos afectados.
Conocidos como protocélulas, estos nanomateriales, cuyo tamaño es similar al de los virus (alrededor de 100 nanómetros), tienen un núcleo de sílice con miles de diminutos poros que pueden contener combinaciones de fármacos tóxicos dirigidos a los macrófagos y enzimas que generan oxígeno a partir de la glucosa.
Las células inmunitarias son reprogramadas
Es importante destacar que los tumores sólidos no son simples masas de células malignas, sino estructuras altamente complejas en las que conviven diversas células que desempeñan funciones esenciales en la evolución del cáncer. Durante su desarrollo, las células tumorales tienen la capacidad de “secuestrar” a las células del sistema inmunitario, reprogramándolas para colaborar en su propia progresión.
Dentro del grupo de células que terminan bajo el control del tejido tumoral destacan especialmente los macrófagos. Estas células desempeñan un papel esencial en el sistema inmunológico, ya que se encargan de “patrullar” de manera constante el organismo, siempre en busca de posibles amenazas externas, como bacterias, virus u otros agentes patógenos. Su principal función consiste en identificar estos elementos dañinos y eliminarlos mediante un proceso denominado fagocitosis, en el cual los macrófagos literalmente “engullen” y destruyen los patógenos, contribuyendo a mantener el equilibrio y la salud del cuerpo.
Macrófagos asociados a tumores
Sin embargo, cuando estas células caen bajo la influencia de células malignas en un entorno tumoral, su comportamiento cambia drásticamente. En lugar de proteger al organismo, los macrófagos modifican su función original y comienzan a actuar en beneficio del cáncer.
Bajo el control de las células cancerosas, estos macrófagos liberan factores de crecimiento que estimulan la proliferación celular y favorecen la formación de nuevos vasos sanguíneos, un proceso conocido como angiogénesis, el cual proporciona al tejido tumoral un suministro constante de oxígeno y nutrientes. En este contexto, se transforman en lo que se denomina “macrófagos asociados a tumor” (TAM, por sus siglas en inglés), que terminan siendo aliados estratégicos del tejido tumoral, desempeñando un papel fundamental en el crecimiento y la progresión del cáncer.
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