Lectura fácil
Las investigaciones de la NASA comenzaron en agosto de 2018. El 31 de aquel mes de agosto un avión Boeing 747 abrió una de sus compuertas en pleno vuelo a 13 000 metros de altura. Los expertos confirman que a esa distancia es muy posible observar el espacio aunque es imposible hacerlo desde la Tierra con un telescopio terrestre. Esta última afirmación se debe a que con dicha claridad es imposible detectar nada debido a las perturbaciones de la atmósfera.
Dos años de observaciones han servido para asegurar que hay agua en la Luna. Otros estudios han mostrado que el agua puede acumularse en unos 40.000 kilómetros cuadrados del satélite, una superficie similar a la de Extremadura. Estos encuentros constituyen un principio de estudio que continuará dentro de cuatro años la NASA con la misión Artemisa.
Según los datos que ofrece El País, el polo norte del satélite podría haber almacenado seiscientos millones de toneladas. El polo sur también podría atesorar cantidades de agua helada. El problema es que las observaciones no son concluyentes: la luz infrarroja reflejada no permite saber si es agua (H2O) o grupos de hidroxilo (OH).
¿Cuáles son las principales conclusiones del estudio sobre el agua en la Luna?
Los responsables de este estudio han declarado que la abundancia de agua en este cráter es de unos 200 microgramos por cada gramo de tierra lunar. Un microgramo es una parte ínfima de un gramo.
Para poder extraer un litro de agua del suelo, el investigador del Centro de Astrobiología de Madrid, Jorge Pla García, ha afirmado que los futuros astronautas deberían extraer unas cinco toneladas de suelo: “Aunque pueda parecer poco, hay que recordar que llevar un kilo de material a la Luna cuesta un millón de dólares. Hay que tener en cuenta que esta estimación es un límite inferior y además se trata de una estimación preliminar, pero incluso en este caso la explotación del agua a estas cantidades sería rentable para las futuras misiones porque traerla de la Tierra sería mucho más caro”.
El agua no se encuentra en grandes superficies de hielo puro
Los estudios han resaltado que el agua no se encuentra en grandes superficies de hielo puro. Estas zonas que poseen agua se encuentran en pequeños depósitos acumulados entre la tierra o atrapados en cristales producidos por pequeños impactos de asteroides. El equipo que lidera Casey Honniball cree que las moléculas se formaron al impactar con pequeños meteoritos y reaccionar con hidróxido para formar agua.
El segundo estudio que fue publicado a principios de semana habla de “trampas frías”: cualquier punto de la Luna donde la temperatura es de menos de 163 grados bajo cero.
El investigador de la Universidad de Colorado, Paul Hayne, calcula cuántas trampas frías habrá en la Luna
El equipo de Hayne ha querido calcular cuantas trampas frías se encuentran en el agua. Han querido calcular tanto las grandes como las pequeñas. Sus cálculos muestran que los depósitos fríos de la Luna ocupan unos 40.000 kilómetros cuadrados. Los más abundantes son los depósitos de apenas unos centímetros — micro-trampas— que se acumulan en torno a los dos polos de la Luna.
Hayne advierte de que “serían necesarias nuevas tecnologías para extraer esa agua”. Podemos pensar en tractores robóticos que aren la superficie y extraigan el agua de los pequeños depósitos.
La NASA calcula en qué año podrán realizar la misión
La NASA ha anunciado que quiere enviar astronautas al polo sur de la Luna a partir de 2024 y baraja diseños de futuras bases lunares con grandes paneles solares que permitan iluminar el interior de los cráteres en sombra y extraer el agua acumulada en ellos. El coordinador de exploración humana y robótica de la Agencia Espacial Europea, Didier Schmitt, ha advertido de todo el optimismo que rodea a la misión: “Es importante no dejarnos llevar por el optimismo y tener en cuenta que aún quedan muchos pasos intermedios que dar antes de poder siquiera comenzar a poner estos planes en marcha”.
Añadir nuevo comentario