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Carrefour ha puesto en marcha una campaña para la Navidad 2021 en la que los clientes piden sus deseos en redes sociales mediante el hashtag #UnaNavidadParatodos. Mediante el concepto "Navidar", la cadena de supermercados cambia nuestros deseos publicados en redes por alimentos para los más necesitados. Cuantos más deseos acumule su idea, más comidas podrán recibir aquellos con menor fortuna.
Esta campaña de Navidad se une a otras como la compra del peluches solidarios y la recogida de juguetes que hace eventualmente. El pasado 10 de diciembre ya había más de 19.000 deseos. Esto es solo un ejemplo de lo mucho que las empresas se pueden volcar con otras personas. Hay que recordar, por ejemplo, las propias acciones que lanzan los bancos de alimentos, que hoy en día se está convirtiendo cada vez en más necesarios por el aumento de la pobreza, no solo en Navidad sino durante el resto del año.
La solidaridad, mucho más allá de Navidad
Sin duda, es de buen recibo que las compañías lancen estas fechas mensajes de solidaridad para ayudar a los que más lo necesitan. Existen muchas más campañas solidarias que anualmente centran la atención de las ventanas publicitarias, que hoy en día las llevamos también en el móvil. Por ejemplo, este año la Fundación Juegaterapia y Disney se unieron de nuevo contra el cáncer infantil con nuevo Baby Pelón. Los juguetes son de hecho un atractivo fundamental en Navidad, por eso las marcas viran hacia ellos para donar parte de los beneficios a fundaciones que luchan contra enfermedades o proyectos de integración social.
Personalmente, apoyé un proyecto de crowdfunding para la película 'Santa Fiesta', sobre los encierros taurinos en las fiestas patronales españolas. Este es un modo ya muy común y efectivo para financiar no solo proyectos culturales sino de todo tipo de iniciativas como subastas benéficas o escuelas del tercer mundo. Muchos famosos se vuelcan en campañas virales para multiplicar el efecto llamada hacia estas campañas, sin las cuales muchas personas tendrían menos oportunidades.
Las carreras deportivas son otra herramienta de apoyo para prestar ayuda a entidades que luchan, por ejemplo, en materia de igualdad o para recaudar fondos para investigaciones contra afecciones como la fibrosis quística.
No obstante, la reducción de pobreza y el hambre requiere de planes estructurales más amplios y a largo plazo que conlleven también un cambio en la mentalidad y en la forma de funcionar de la economía, más allá de las puntuales campañas de Navidad. Hoy en día personas dependen de las ayudas del Gobierno. El Ingreso Mínimo Vital llegó el pasado mes de mayo a 260.000 hogares en los que viven más de 680.000 personas. Son cifras alarmantes que muestran el deterioro económico en la frágil y desigual sociedad en la que vivimos. Por eso, resulta necesario blindar todo tipo de acciones que ayuden al Estado a amparar a las personas, además de hacerles seguimiento con el objetivo de mejorar y ampliarlas.
Tan importante como el asunto económico es sensibilizar, pues hay muchos colectivos que sufren discriminación por cuestiones de género, raza o distintas capacidades. También por pobreza. En Navidad, por ejemplo, hay mucha gente en la calle que pasa frío. Esas barreras pueden llegar a suponer acceder a peores empleos o a sufrir rechazo social. Por eso, hay que insistir en que todos somos iguales para alcanzar un mundo más justo y accesible, tal y como demanda Naciones Unidas en sus Objetivos de Desarrollo Sostenible.
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