Lectura fácil
Los últimos datos del Ministerio de Educación y Formación Profesional revelan que el 9,3 % de los alumnos recibe una atención educativa específica. De este grupo, el 30,5 % requiere apoyo debido a algún tipo de discapacidad o trastorno grave, mientras que el 69,5 % recibe atención por Necesidades Educativas Especiales que no están vinculadas a una discapacidad concreta. Estos datos ponen de manifiesto la necesidad de observar y abordar cualquier dificultad que pueda afectar a la educación del niño/a a tiempo. Concretamente, según los expertos, el periodo idóneo para detectar estas necesidades se encuentra entre los 3 y 6 años.
Cuando hablamos de Necesidades Educativas Especiales (NEE) solemos pensar en algunas de las más conocidas, como la dislexia. Sin embargo, existen muchas otras más allá de la dificultad con la lectura y la escritura que también deben recibir una atención especial. Según Carol Coleman, Directora del Área de Soporte al Estudiante de The British School of Barcelona, además de la dislexia, las más comunes son “la discalculia, el Trastorno por Déficit de Atención (TDA), o bien el Trastorno del Espectro Autista (TEA), del que cada vez se diagnostican más casos”. A estas se suman las Altas Capacidades e incluso “muchos otros aspectos que también se trabajan desde el colegio, pero que ni siquiera se llega al punto del diagnóstico, como serían de desarrollo emocional o dificultades a nivel de relación social”, apunta Coleman.
¿Cómo proceder si se detectan Necesidades Educativas Especiales entre los 3 y 6 años?
La detección temprana es esencial para solucionar las dificultades cuanto antes y sacar el máximo provecho de ellas. Para detectar Necesidades Educativas Especiales (NEE) en niños/as de 3 a 6 años, Carol Coleman recomienda las siguientes fases:
- Intervención temprana. Según explica Carol Coleman, “en niños muy pequeños no estamos hablando casi nunca de diagnóstico, ya que todavía no han podido estar expuestos a un proceso de aprendizaje el tiempo suficiente como para poder diagnosticar una dificultad”. No obstante, sí que se pueden detectar ciertas señales que indiquen que existe una necesidad: “Cuanto antes lo hagamos, antes podremos empezar a trabajar con los alumnos para que dispongan del apoyo necesario a tiempo y consigan el progreso esperado de la manera más adecuada para cada uno de ellos”, sigue Coleman.
- Plan personalizado: Por lo general, con los más pequeños es muy importante que el plan de trabajo en el aula sea muy adaptado al punto en el que cada uno se encuentre en su trayecto de aprendizaje. “Si a pesar de los apoyos en clase, el profesor detecta que hay ciertos hitos temporales que para su edad no se cumplen, es aconsejable elaborar un plan todavía más individualizado en el que participen los orientadores del colegio sobre la base de las observaciones en el aula, las conversaciones con sus profesores y con su familia, y tests estandarizados”, aclara la directora. Este plan debe incluir los objetivos de aprendizaje que se pretenden lograr, así como de qué forma se van a evaluar.
- Adaptación de contenidos: Para confeccionar este plan adaptado se puede recurrir a diversos métodos, como por ejemplo, técnicas multisensoriales. “Mientras que algunos alumnos captan más fácilmente ciertos conceptos muy abstractos, como puede ser asociar un sonido a su grafía, otros necesitan un refuerzo auditivo o físico. Por ejemplo, para algunos alumnos, puede ser de gran ayuda dibujar la letra con plastilina o con pintura, y para otros delinearla con el dedo en la arena para adquirir esa percepción del movimiento”, describe la directora, “entendiendo que todos aprendemos de forma muy diferente.”
- Derivación a especialistas externos: En aquellos casos en los que, a pesar de este proceso de apoyo, no se logren los objetivos marcados, se recomienda acudir a especialistas externos que puedan realizar un diagnóstico y analizar en mayor profundidad aspectos como la memoria de trabajo, la velocidad de procesamiento, o la habilidad cognitiva. “Esta información más especializada nos ayuda muchísimo en el colegio para adaptar el trabajo en función del perfil que vemos,” explica Coleman.
Cualidad en la dificultad: el lado positivo de detectar y trabajar una NEE a edades tempranas
Según explica Coleman, “contar con una dificultad de aprendizaje no significa que no sea posible aprender o tener éxito. Todo lo contrario”. En este sentido, un estudiante que ha comenzado a trabajar de una forma tan especifica, especialmente si ha sido desde muy pequeño, ha adquirido una serie de herramientas que le han permitido aprender a regularse tanto a nivel emocional (frustración, autoestima) como a nivel de su aprendizaje.
Es fundamental reconocer que cada persona tiene habilidades únicas y que requiere un enfoque personalizado para alcanzar su máximo potencial educativo. Por lo tanto, las Necesidades Educativas Especiales implican adaptaciones curriculares, apoyos técnicos, recursos adicionales y estrategias pedagógicas específicas para cada caso.
El objetivo principal de atender las Necesidades Educativas Especiales es garantizar la igualdad de oportunidades en el acceso a la educación y promover la inclusión social. Esto implica crear ambientes educativos que sean accesibles, comprensivos y respetuosos de la diversidad, donde cada estudiante pueda participar activamente y desarrollar sus habilidades en un entorno de apoyo y comprensión. En última instancia, el reconocimiento y la atención adecuada de las Necesidades Educativas Especiales contribuyen a construir una sociedad más inclusiva y justa para todos.
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