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El estudio piloto realizado por el Instituto Alimentación y Sociedad de la Universidad CEU San Pablo en colaboración con la fundación Mapfre ha arrojado luz sobre la situación alimentaria de los niños que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad social. Los resultados, reveladores y preocupantes, muestran que el 75 % de ellos enfrentan dificultades considerables para obtener alimentos saludables o incluso para acceder regularmente a alimentos básicos en su día a día.
Estas dificultades se traducen en una serie de desafíos que afectan directamente la salud y el bienestar de estos niños. Desde la falta de acceso a alimentos nutritivos hasta la incertidumbre sobre la próxima comida, la realidad es una lucha constante por satisfacer necesidades básicas.
El estudio, que involucró la recopilación de datos de 175 de entre 6 y 18 años en áreas metropolitanas de varias comunidades autónomas, ofrece una mirada cruda a las dificultades que enfrentan muchos niños en hogares con recursos limitados.
Un estudio revela que el 75 % de los niños se encuentran en vulnerabilidad
Un estudio liderado por investigadores del Instituto Alimentación y Sociedad de la Universidad CEU San Pablo, en colaboración con la fundación Mapfre, revela que el 75 % de los menores en situación de vulnerabilidad social tienen dificultades para acceder a alimentos saludables o incluso para comer regularmente.
Entre 175 jóvenes de 6 a 18 años en áreas metropolitanas, más de la mitad reportó preocupación por la falta de alimentos, mientras que el 27 % se acostó con hambre y el 11 % pasó al menos un día sin comer. El 29 % se encuentra en una situación de inseguridad alimentaria severa.
Malnutrición, Covid y conflicto en Ucrania
La malnutrición por déficit nutricional, conocida como "hambre oculta", es una creciente preocupación en hogares con bajos ingresos, donde el porcentaje de niños con obesidad se duplica en comparación con los de ingresos más altos. Además, aproximadamente un tercio de los niños encuestados informó que recurren a restaurantes de comida rápida una o más veces a la semana.
Los investigadores advierten que esta mala alimentación es un problema estructural agravado por el aumento de precios debido a la pandemia de COVID-19 y la guerra en Ucrania.
El director del Instituto CEU Alimentación y Sociedad, Gregorio Varela, afirma que los hábitos alimentarios de estos niños requieren cambios urgentes, ya que consumen frecuentemente alimentos de baja o moderada calidad nutricional. La falta de alimentos nutritivos durante la infancia, donde los alimentos ultraprocesados están ganando terreno, podría aumentar el riesgo de enfermedades como enfermedades cardiovasculares, diabetes u osteoporosis en el futuro.
Carmen García, de Cáritas España, destaca las graves consecuencias de la mala alimentación en grupos vulnerables y aboga por mensajes que fomenten prácticas saludables y protección social contra el aumento de precios. Enfatiza la necesidad de propuestas integradoras.
Por su parte, Rosaura Leis, de la Fundación Española de Nutrición, resalta la importancia de una alimentación adecuada en la infancia para un desarrollo y salud óptimos en la vida adulta. Propone acciones dirigidas a padres, profesores, pediatras y políticos para mejorar la educación alimentaria y aboga por promover dietas tradicionales como la mediterránea y la atlántica para combatir la malnutrición, especialmente en regiones como Galicia.
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